Venezuela en algún momento del tiempo fue tierra de grandes boxeadores, pero Jorge Linares puede ser, fácilmente, considerado como el mejor de la historia para el país, aunque la pelea es bastante pareja. El de Barinitas se retiró el sábado 21 de octubre tras caer por decisión unánime ante Jack Catterall y puso fin a una carrera increíble en la que cayó y resurgió como el fénix varias veces.
Cuando se habla de grandeza y boxeo en Venezuela salen a la luz nombres como Betulio González, Carlos “Morocho” Hernández, Francisco “Morochito” Rodríguez, Leo “Torito” Gámez y hasta Edwin “Inca” Valero, pero Linares logró imponerse en tres continentes y tener la carrera más exitosa en varios aspectos para un criollo.
Jorge hilvanó una racha de 27 triunfos al hilo al inicio de su carrera entre Venezuela y Japón, y fue en su combate 24 frente al veterano Oscar “chololo” Larios en el Mandalay Bay de Las Vegas cuando el de Barinas logró su primer campeonato en el peso pluma.
Dos años después en México derrotó a Josafat Pérez para tener su segundo campeonato del mundo, esta vez en peso super pluma. Tres meses después llegaría su primera caída. Pelea en Japón frente al mexicano Juan Salgado y el “Niño de Oro” perdía su invicto.
Tras esta derrota Linares tuvo cuatro victorias al hilo hasta el 2011 cuando enfrentó a Antonio DeMarco con quien cayó por una cortada en su nariz que no paró de sangrar durante el combate y el siguiente combate también fue una caída, en aquella ocasión ante Sergio “Yeyo” Thompson. En ese momento fue el primer punto de inflexión de Linares sobre seguir o no su carrera.
El “ligero” regreso de Jorge Linares
Jorge Linares había llegado a la sima, pero era el punto para iniciar su camino a la cima. El barinés encadenó diez triunfos seguidos para erigirse como uno de los mejores pesos ligeros. Desde 2012 hasta 2018, Linares alcanzó su máximo rendimiento y es lo que le llevó al top del mundo estelarizando carteleras en Europa y América, incluso el regreso a Venezuela para pelear en el Poliedro de Caracas y mostrarse ante su gente.
En ese periplo el “Niño de Oro” se convirtió en el campeón de peso ligero y la cara de la división. Llegó a convertirse en el primer venezolano en estelarizar una cartelera pay per view y uno de los rivales más solicitados. Fue en ese mismo 2018 cuando tuvo la pelea más importante de su carrera contra un rival durísimo: Vasyl Lomachenko.
La batalla entre el venezolano y el ucraniano puede ser considerada como la mejor pelea de Linares. En ese combate llevado a cabo en el Madison Square Garden el criollo llevó a la lona al “Hi-Tech” y lo tuvo cerca del nocaut, pero la situación se revirtió y un golpe al hígado por parte de Lomachenko terminó con el careo.
La aventura en super ligero y el ocaso
Tras esa caída contra Lomachenko, Linares decidió subir una división y buscar un cuarto título en divisiones distintas (para emular el récord de Leo Gámez). La incursión comenzó bien con una victoria frente a Abner Cotto, pero en la segunda pelea contra el mexicano Paulo César Cano, cuyo hermano había sido derrotado por Linares en el Poliedro, el criollo recibió un golpe en la oreja izquierda que lo dejó aturdido y cayo por la vía del cloroformo en el primer asalto.
Tras este combate Linares nuevamente puso en vilo su carrera, pero decidió volver en Japón, luego pelearía en Rusia tras terminar su contrato con Golden Boy y no pudo ganar. Linares se marchó con cuatro derrotas al hilo, una de ella ante Devin Haney en la que quemó sus últimos cartuchos y estuvo a segundos de noquearlo, pero sonó la campana.
Jorge Linares vivió una montaña rusa en su carrera, pero el criollo logró lo que ningún otro peleador venezolano ha podido hacer a nivel mediático y de grandeza en el boxeo. Se coló entre la élite del boxeo mundial por casi diez años y su constancia, entrega y profesionalismo dentro del cuadrilátero serán recordadas por siempre. El “Niño de oro” es, hasta ahora, el último gran boxeador que nacido en Venezuela y sí, posiblemente sea el mejor de todos los tiempos para el país.