La edición inaugural del Clásico Mundial de Béisbol era difícil de pronosticar. Por primera vez, el deporte del bate y la pelota prometía un torneo similar al Mundial de Fútbol de la FIFA, en el que cada país participante podría competir por un título de la mano de sus principales figuras en las Grandes Ligas. Entre los favoritos, por supuesto, estaba Venezuela.
Liderados por un Miguel Cabrera que para ese momento tenía apenas tres temporadas como ligamayorista, todas con los entonces Marlins de Florida, la delegación nacional formó parte del Grupo D, en el que también estaban la poderosa República Dominicana y las mucho más modestas selecciones de Australia e Italia.
El formato estaba diseñado para que los primeros dos de cada uno de los cuatro grupos avanzaran a la siguiente fase, que eventualmente dejaría a cuatro semifinalistas y luego a los dos conjuntos que batallarían por la copa de la primera edición del evento de naciones, organizado por la Major League Baseball.
Roster de lujo
La plantilla venezolana estaba repleta de baluartes que se encontraban en los mejores momentos de sus respectivas trayectorias como ligamayoristas. La figura en ascenso de Cabrera estaba acompañada de otros infielders como Calos Guillén, Edgardo Alfonzo, el capitán Omar Vizquel, Marco Scutaro y Tomás Pérez, mientras que los jardines estaban compuestos por Bob Abreu, Magglio Ordóñez, Juan Rivera, Endy Chávez, Robert Pérez y Antonio Álvarez.
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Los receptores de ese combinado, dirigido por Luis Sojo, eran Ramón Hernández, Víctor Martínez y Henry Blanco. Y el cuerpo de pitcheo, a su vez, tenía como líder a un Johan Santana que venía fresco de conseguir el primer premio Cy Young para el país dos años antes y también contaba con Carlos Zambrano, Freddy García, Tony Armas, Rafael Betancourt, Carlos Silva, Kelvim Escobar, Gustavo Chacín, Francisco Rodríguez, Víctor Zambrano, Jorge Julio Tapia, Giovanni Carrara, Carlos Hernández, Ricardo Palma y Víctor Moreno.
Caída y pronta recuperación
Venezuela se estrenó en el torneo con una abultada derrota contra República Dominicana con marcador de 11-5, pero logró reponerse en el segundo desafío con una blanqueada de 6-0 sobre Italia y materializó su clasificación a la siguiente ronda, como segundo de grupo, con un triunfo de 2-0 ante Australia.
En la segunda etapa del evento, los grupos se redujeron de cuatro a dos y la delegación nacional quedó en la segunda tanta, en un duelo de potencias beisboleras del Caribe. Junto con los dirigidos por Sojo, estaban nuevamente los quisqueyanos y ahora también se encontraban Puerto Rico y Cuba.
Dominicana, otra vez verdugo de Venezuela
Los venezolanos volvieron a sucumbir en su primer choque de la fase, al caer ante los cubanos con pizarra de 7-2. Una vez más, los criollos mostraron una buena capacidad de reivindicación, al imponerse en el segundo choque contra los anfitriones boricuas con marcador de 6-0, antes de perder nuevamente contra la República Dominicana, esta vez por 2-1, y despedirse del torneo.
La primera edición del Clásico Mundial, que fue ganada por Japón en una final contra Cuba, dejó un sabor muy amargo en la boca de los venezolanos, pues hasta el día de hoy, cuando se está por celebrar la quinta edición del evento, muchos consideran que el de 2006 ha sido el mejor equipo que ha logrado ensamblar una delegación venezolana de béisbol.