Randy Arozarena: un cubano aguafiestas

Carlos Valmore
Carlos Valmore
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Miami.- El cubano del estereotipo es el alma de la fiesta. Bonchón, y dicharachero, lo suyo es una rochela. Es inconcebible un cubano arruinando una rumba ¡de viernes! en Miami como lo hizo Randy Arozarena con la plena boricua de los cuartos de final.

El 17 de marzo de 2023 fue la noche cuando este habanero recién nacionalizado mexicano fue más querido que Jorge Negrete desde Baja California hasta Chiapas porque corrió como un fugitivo hasta llevar al Tri a su primera semifinal en un Clásico Mundial de Beisbol.

Los puertorriqueños, adueñados de las tribunas del loaneDepot Park, quedaron desolados al percatarse de que el batazo aparentemente inalcanzable del octavo inning con el cual Emmanuel Rivera iba a empatar el marcador a cinco caía dentro del guante del patrullero izquierdo luego de una galopada desenfrenada hasta la tapia del leftfield. El mánager Benji Gil calificó la milagrosa atrapada como “la más importante en la historia del deporte mexicano”. Con dos piernas y una mano, Arozarena disolvió la bailanta boricua.

Arozarena arruinó el día de San Patricio para los boricuas

Este viernes fue día de San Patricio en cualquier parte menos adentro del estadio de los Marlins, donde más bien se festejaba por adelantado la parada puertorriqueña del segundo domingo de junio.

El Santo Patrono de las gradas era Daddy Yankee, visible en una de las suites. El loane Depot Park se bamboleó con los jonrones de Javier Báez y Eddie Rosario contra el abridor mexicano Julio Urías en la alta del primer episodio. El bullicio era ensordecedor. “Yo soy boricua, pa´que tú lo sepas”, entonaban fanáticos como Joey, nacido y criado en Brooklyn y cuyo padre es de Santurce. “Estoy orgulloso porque se ve que los peloteros se prepararon y vinieron a jugar buen beisbol”, decía. “Yo era trabajador de este estadio, lo conozco desde que lo abrieron y te digo que solo nosotros los latinos podemos generar este ambiente”.

El catcher Christian Vázquez se declaró sorprendido con la conmoción causada por el Team Rubio en la isla. “Van cuatro días seguidos sin asaltos en Puerto Rico. ¡Todos nos están viendo!, le decía a una periodista.

Puerto Rico iba camino a la semifinal cuando lo interceptó México con las tres carreras del séptimo contra Alexis Díaz, hermano del siniestrado cerrador Edwin Díaz, ahora recuperándose de una lesión que le arrebató la temporada de Grandes Ligas. Cerca de treinta mil aficionados enmudecieron y solo recuperaron la voz al ver partir la tabla atravesada de Rivera contra Jake Sánchez. El engarce de Arozarena volvió a sumirlos en el mutismo.

El duelo duró poco. Al terminar el partido que eliminó a su equipo, muchos puertorriqueños salieron a bailar salsa afuera del parque. El espíritu festivo y bullanguero del caribeño es irreductible. Otro estereotipo que esa noche fue tipología. Ahora los mexicanos imaginan cosas chingonas en beisbol.    

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