Un último vistazo a Santana y un caso de Cooperstown que se evaporó demasiado rápido

Andres Espinoza
Andres Espinoza
The Associated Press
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Johan Santana no es uno de esos jugadores que finalizó su carrera en las Grandes Ligas con un portafolio bien sellado para ingresar en el Salón de la Fama en los años venideros. El «Gocho» estaba en una situación muy distinta a la de, por ejemplo, su compatriota Miguel Cabrera, que terminó su trayectoria como ligamayorista en esta pasada campaña y no existe la menor duda de que se subirá al podio de Cooperstown a recibir su placa de inmortal después de su primer chance en la papeleta electoral.

Con Santana sí había dudas. Todavía las hay, incluso luego de que los votantes de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica desestimaran su caso sin ningún tipo de misericordia, otorgándole al zurdo de Tovar apenas el 2.4% de los sufragios en su único año en la boleta en 2018, lo que ni siquiera le fue suficiente para alcanzar el 5% requerido para continuar como opción en futuros procesos electorales.

Pero la realidad es que, si bien el venezolano nunca tuvo una placa garantizada en el «Templo Sagrado» de las mayores, tampoco mereció un trato tan cruel de los votantes. Sin la gran cantidad de campañas que disputaron otros serpentineros que sí hallaron su lugar en Cooperstown, Santana armó un caso digno de mayor evaluación, de recibir segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades. Pocos brazos alcanzan el nivel élite que tuvo el siniestro durante un período de tiempo que, es verdad, no fue tan duradero, pero sí lo suficiente como para separarlo del resto y dejarle una ventana abierta a la inmortalidad.

¿Por qué Santana mereció más?

En su etapa cumbre como lanzador, no hubo un mejor pitcher en todo el béisbol que Santana. Entre 2002 y 2010, el ahora miembro del Salón de la Fama del Béisbol Venezolano tuvo una efectividad de apenas 2.90, con 3.27 de FIP, un WHIP de 1.08, una ERA+ de 150 y 1.785 ponches en 1.779 innings de trabajo.

El cuatro veces invitado al Juego de Estrellas lideró su liga en efectividad, recetas, FIP, hits por cada nueve innings y WAR en tres ocasiones cada uno; mientras tanto, lo hizo con su WHIP cuatro veces y dos en entradas lanzadas. Por si fuera poco, se adjudicó el primer no-hitter en la historia de los Mets de Nueva York.

Durante su carrera de 12 años en el «Big Show», Santana ganó dos premios Cy Young, que en realidad han debido ser tres. Ganó en 2004 y 2006, pero finalizó tercero en 2005, por detrás del ganador Bartolo Colón y Mariano Rivera. Sin embargo, no hubo comparación alguna entre el dominicano y el venezolano en esa campaña. El zurdo terminó con más episodios de labor (231.2 contra 222.2), ponches (238 contra 157), mejor efectividad (2.87 contra 3.48) y WHIP (0.97 contra 1.16). Asimismo, lideró a todos los escopeteros del joven circuito con un bWAR de 7.2, mientras que Colón igualó en la décima posición con 4.0.

Solo 11 lanzadores en la historia de MLB han ganado por lo menos tres premios Cy Young y la lista cuenta con siete inmortales, tres que todavía no son elegibles, pero que indudablemente ingresarán al templo cuando llegue el momento y Roger Clemens, cuya única razón para no estar en el Salón de la Fama tiene que ver con sus lazos con las sustancias prohibidas.

De esos 11 brazos, solo Randy Johnson y Greg Maddux ganaron tres preseas de forma consecutiva, tal como lo hubiese hecho Santana sin esa inexplicable decisión de los votantes en 2005. Incluso de haber conseguido ese tercer premio al hilo, la candidatura del tovareño estaría llena de agujeros, pero quizás se hubiese prestado para una evaluación más extensa por parte de los encargados.

La razón de su rápido descarte

El gran problema de los votantes con Santana es que no se convirtió en abridor a tiempo completo hasta 2004, cuando tenía 25 años de edad. Además, debido a sus problemas físicos, solo pudo lanzar 117 innings después de cumplir las 32 primaveras, lo que prácticamente lo dejó sin el margen de trabajo necesario para impresionar a los electores.

Finalizó su recorrido en el máximo nivel con 139 victorias y 1.988 ponches en 2.025 capítulos y dos tercios sobre el ruedo en sus 12 años como grandeliga entre los Mellizos y los Mets.

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