El pasado viernes, Miguel Rojas llegó al cajón de bateo en un turno de mucha importancia para los Dodgers de Los Ángeles. Con corredores en posición de anotar en el octavo inning frente a los Cascabeles de Arizona, el campocorto sacudió una línea que tenía un promedio de bateo esperado de .630, pero que terminó en el guante del jardinero Nick Ahmed en el bosque izquierdo-central y las serpientes se impusieron con pizarra final de 2-1.
El lamento de los miles presentes en el Dodger Stadium se escuchó a kilómetros de distancia, mientras Rojas se colocó en cuclillas en la línea de la primera almohadilla.
La batalla del venezolano contra el lanzador Scott McGough solo se prolongó por dos pitcheos, pero de igual forma, Rojas considera que el recién implantado cronómetro de pitcheo jugó un papel fundamental en el turno.
La adaptación apenas comienza
Bajo el nuevo reglamento de las Grandes Ligas, el bateador tiene como obligación estar dentro del cajón de bateo mirando al lanzador cuando restan ocho segundos en el cronómetro. A pesar de que los jugadores tuvieron como fase de prueba el calendario de los entrenamientos primaverales, todavía muchos de ellos, como el receptor de los californianos Will Smith, consideran que el proceso real de adaptación tomará varios meses.
«El cronómetro de pitcheo es difícil», le comentó Rojas a The Athletic posteriormente. «En especial en un juego como ese, con situaciones como la del octavo inning. Para ser honesto, siento que necesitaba más tiempo en ese momento. Será un ajuste para todos».
Sin embargo, a pesar de que el mirandino no se preocupa en exceso por los efectos del cronómetro en estas primeras de cambio de la temporada, sí considera que la situación podría ser más compleja y cobrar una mayor cantidad de víctimas a medida que el calendario comience a avanzar y los juegos ganen más y más importancia para cada club.
Muchos de los jugadores manifestaron esa misma preocupación antes del inicio de la actual contienda. Con la llegada de los encuentros decisivos en plenas carreras por la postemporada, los peloteros suelen tomarse una mayor cantidad de tiempo entre cada pitcheo, en búsqueda de evitar errores provenientes de la corredera.
«Los juegos van a comenzar a ponerse más intensos y van a llegar situaciones en las que posiblemente vamos a necesitar un poco más de tiempo, pero así son las cosas. Se trata de las rutinas que tenemos. Respirar, mantener la compostura», explicó.
Confianza absoluta del jefe
Rojas, de 34 años de edad, fue adquirido proveniente de los Marlins de Miami durante el pasado mes de enero. En un principio, se tenía previsto que cumpliera un rol de utility de cuadro para los Dodgers, pero la lesión de Gavin Lux, quien se perderá el resto de la temporada, obligó al alto mando de Los Ángeles a buscar una solución inmediata con el criollo.
En sus primeros cuatro cotejos del presente torneo, «Miggy Ro» registra un promedio ofensivo de .143, con un doble y un boleto, además de tres ponches recibidos.
Si bien Rojas siempre ha sido reconocido como un torpedero cuya carta de presentación es la defensa, el dirigente de los Dodgers, Dave Roberts, siente la confianza suficiente en el venezolano a la hora de responder en situaciones de alta presión en la caja de bateo.
Un ejemplo claro de ello llegó en ese mismo turno del viernes, cuando a pesar de tener la opción de brindarle la oportunidad a un toletero zurdo como Jason Heyward, el mandamás prefirió dejar que Rojas hiciera su intento.
«Para mí, no era una alternativa», comentó Roberts sobre su decisión. «McGough es un lanzador cuyo mejor envío para sacar outs es el split, lo que le permite retirar a bateadores zurdos. Lanza una recta y Miguel es uno de nuestros mejores bateadores de bola rápida. Y el slider es su tercer mejor pitcheo. Para mí, no solo se trata de una situación de derecho o zurdo», concluyó.