Son pocos los peloteros en la historia de las Grandes Ligas que han logrado archivar una carrera sin arrepentimientos. Algunos fueron grandes peloteros individuales, pero nunca consiguieron un anillo de Serie Mundial; mientras que otros disfrutaron de un gran éxito colectivo, pero tuvieron carencias en lo personal. Una buena parte de luminarias del juego nunca recibió la oportunidad de decir «adiós». Miguel Cabrera, con una trayectoria envidiable para muchos, está muy al tanto de ello.
Por eso, el maracayero no toma a la ligera la bendición que significa poder despedirse del circuito que ha servido como su hogar por más de dos décadas. Cabrera anunció que la temporada 2023 de las mayores será la última de su ilustre carrera profesional, lo que les brinda la oportunidad a sus colegas, coaches y aficionados, aunque especialmente a él mismo, de disfrutar de su «último baile».
El jueves, en el primer compromiso como locales de los Tigres en la recién inaugurada contienda, «Miggy» recibió la oportunidad de realizar el pitcheo ceremonial de la velada, junto a otras leyendas del deporte en Detroit, como Nicklas Lidstrom de los Red Wings de la NHL, Calvin Johnson de los Lions de la NFL y Ben Wallace de los Pistons de la NBA.
Emotivo, pero sin lugar para la tristeza
Eduardo Rodríguez, compatriota de Cabrera y quien también sirvió como su compañero de equipo en el pasado Clásico Mundial de Béisbol con Venezuela, fue el encargado de recibir el lanzamiento del dos veces MVP. Una multitud de 44.650 aficionados en el Comerica Park le brindó una ovación al criollo que posiblemente quedará grabada en su memoria para la eternidad.
«Pienso que agradezco este momento porque no muchos tipos en el béisbol reciben la oportunidad de decir adiós«, admitió Cabrera, en declaraciones recogidas por el portal oficial del club bengalí. «Tengo la oportunidad de decir que este será mi último año. Voy a disfrutar el último viaje, como dicen. Siempre le doy gracias a Dios porque me dio el chance de disfrutar de este momento».
A pesar de la magnitud del escenario, que puede resultar extremadamente sentimental para algunos, Cabrera mantuvo su compostura. El 12 veces invitado al Juego de Estrellas no necesita de lágrimas para guardar este momento entre los más especiales de su vida.
«Estoy feliz con este momento. No estoy triste«, dijo el paleador. «Estoy feliz porque han sido 21 años buenos en las Grandes Ligas. Nunca tomo nada a la ligera. Voy a disfrutar este año y cuando me brinden la oportunidad de jugar, espero hacer mi trabajo», agregó.
Gran inicio de la última fiesta
Y cuando el aragüeño recibió esa oportunidad el jueves, cumplió como tantas veces lo hizo a lo largo de una trayectoria que lo llevará al Salón de la Fama de Cooperstown, donde lo espera otro compatriota en Luis Aparicio. Con dos outs y corredores en las esquinas en el tercer inning ante el veterano Chris Sale de los Medias Rojas, Cabrera sacudió un imparable a 90.8 millas por hora hacia el jardín central.
«Es un bateador puro que está allá arriba con (Albert) Pujols«, aseguró Alex Cora, timonel de Boston. «Puede batear para promedio, para poder y tiene esa habilidad natural para empujar carreras».
El incogible número 3.091 en la carrera del cuatro veces campeón bate remolcó su carrera 1.849. De esas fletadas, 659 han llegado con dos outs en la pizarra. Ningún otro jugador actual de los Tigres tiene esa cantidad de impulsadas en general en sus carreras.
Además, la conexión llegó ante los envíos de un Sale que es el segundo lanzador activo que más veces ha enfrentado a Cabrera; sin embargo, esa fue la primera vez que ambos peloteros se vieron las caras desde 2019 y ahora el venezolano tiene 17 hits en 57 turnos frente al zurdo, con cuatro jonrones y ocho remolcadas.
«Juega con alegría y ha sido un placer poder verlo«, añadió Cora.