La travesía de Ricardo Pinto lo llevó de vuelta a MLB y a reencontrarse con un amigo

Andres Espinoza
Andres Espinoza
Prensa Filis
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Ricardo Pinto se apoderó de la atención mediática esta semana luego de completar una travesía que cerró con una sólida presentación en su regreso a las Grandes Ligas, apuntándose un rescate. Eso fue el pasado martes, mientras su compañero Ranger Suárez lo observaba desde el dugout de los Filis de Filadelfia con un orgullo que se reflejaba en sus ojos; después de todo, se trataba del mismo serpentinero al que conoció en la academia de la organización hace más de una década.

Pinto firmó por 15.000 dólares en 2011 y Suárez hizo lo propio al año siguiente por $25.000. Todo este tiempo después, con caminos completamente diferentes, ambos se encontraban en el mismo equipo otra vez. Fue inevitable que la dupla criolla recordara las charlas que tenían en su adolescencia sobre jugar juntos con los cuáqueros en el máximo nivel en algún punto.

A pesar de que el béisbol los separó por un buen tiempo, Pinto y Suárez encontraron la forma de mantenerse en contacto. Vivieron en el mismo hotel durante los entrenamientos primaverales de 2017 y 2018. Y cuando el primero recibió el llamado a las mayores con los Filis, el zurdo se encargó de prepararlo lo mejor posible con preguntas sobre el «Big Show».

Un año después, Suárez se estrenó en la gran carpa, solo algunos meses posteriores al cambio que llevó a Pinto a los Medias Blancas de Chicago. El derecho lanzó para Tampa Bay en 2019 y luego en distintas partes del mundo, como en su natal Venezuela, México, Corea del Sur y Taiwán.

«Eso no importó», le comentó Suárez a The Philadelphia Inquirer. «Siempre hablábamos. Cuando él estaba en Asia, le escribía por WhatsApp. Cuando estaba en el béisbol invernal, seguía sus actuaciones y le enviaba mensajes. Y este año, pude verlo en el spring training. Ahora puedo verlo otra vez», agregó.

Regreso triunfal para Pinto

Tras ayudar a los Tiburones de La Guaira a terminar la sequía de títulos que tenía la organización en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y de trabajar en la Serie del Caribe, Pinto, de 30 años de edad, firmó un contrato de ligas menores con los Filis en febrero.

Sin embargo, es posible que nadie se hubiera imaginado que su retorno a las mayores sería tan caótico. El derecho se encontraba en Rochester, Nueva York, son la sucursal Triple A del equipo el martes y no podía tomar un vuelo desde allí, por lo que se vio en la necesidad de trasladarse hasta Filadelfia en carro. El trayecto tomó seis horas, pero el conductor que contrató la divisa no estaba familiarizado con la zona, así que lo dejó en un área incorrecta del estadio.

El personal de los Filis tuvo que acompañar a Pinto hacia la entrada de los peloteros, en pleno juego, pasando por el lado de múltiples fanáticos, aunque ninguno lo reconoció. Pinto llegó en el cuarto episodio. Suárez lo vio en el clubhouse y le dio un abrazo, justo antes de que su compañero se dirigiera a las jaulas y comenzara a calentar.

Para el momento en el que Pinto subió al montículo, su día había sido bastante agotador, pero nadie lo habría notado por su desempeño. El brazo completó cuatro innings de relevo, en los que toleró cinco hits y dos carreras limpias con cuatro ponches a su cuenta.

«Ha cambiado mucho. Es más maduro», aseguró Suárez. «Es un lanzador veterano ahora. Obviamente, ha lanzado por todos lados. Tiene la experiencia».

Pinto tuvo que esperar 1.675 días para finalmente volver a una lomita de la gran carpa, pero todo ha valido la pena.

«Estaba súper feliz de estar de regreso aquí», señaló el escopetero. «De tener a amigos como Ranger Suárez, que es uno de mis mejores amigos en el béisbol, y José Alvarado, así como a muchos otros ligamenoristas que estuvieron conmigo. Se siente genial».

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