José Alvarado siente que poco a poco «el ritmo está regresando»

Andres Espinoza
Andres Espinoza
The Philadelphia Inquirer
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El mejor relevista de todas las Grandes Ligas durante el primer mes de la temporada tuvo que ausentarse por un tiempo considerable debido a una lesión. Por fortuna para los Filis de Filadelfia, ese tiempo llegó a su fin hace algunos días y lograron recuperar a José Alvarado como un arma esencial para sus entradas finales; sin embargo, quizás ante la falta de actividad por el inconveniente físico, el zurdo ha tenido algunos problemas para retomar el camino exactamente donde lo dejó.

Antes de que los Filis lo activaran de la lista de incapacitados el 9 de junio, el zuliano registraba una diminuta efectividad de 0.63, con 24 ponches en 14 entradas y un tercio de labor. Pero quizás lo más impresionante hasta ese punto, es que Alvarado no había regalado un solo boleto en todo el torneo, algo particularmente llamativo en un lanzallamas que ha tenido problemas de inconsistencia durante la mayor parte de su carrera en la gran carpa.

No obstante, en sus primeras dos salidas tras su retorno, el control del serpentinero no ha sido ni la sombra de lo que fue en el mes inicial de la campaña. En su regreso frente a los Dodgers de Los Ángeles, Alvarado permitió un doble que abrió la entrada y otorgó su primer pasaporte del año. De los 22 pitcheos que realizó en esa jornada, solo 12 estuvieron en la zona de strike. Mientras tanto, en su segunda prueba el pasado domingo, toleró dos boletos y una carrera, en una aparición con 30 envíos realizados, apenas 16 en territorio bueno.

Señal de alivio:

La inflamación en el codo que obligó a los cuáqueros a colocar al lanzador en la lista de lesionados el 10 de mayo parecía estar cobrando factura y las alarmas en el clubhouse de la organización comenzaron a sonar con más fuerza. Hasta que el pasado miércoles Alvarado reafirmó de lo que puede ser capaz y que tal vez esas dos salidas iniciales eran necesarias para terminar de sacudirse el polvo.

Con la misión de proteger una ventaja de 4-3 en el marcador, con un corredor en segunda en el décimo inning, Alvarado regaló un pasaporte, pero retiró a todos los otros bateadores que enfrentó en la velada. No tuvo la mejor respuesta de su recta cortada, pero se apoyó en el sinker para conseguir los strikes.

En esa oportunidad, el siniestro necesitó de 23 lanzamientos para conseguir su sexto rescate del vigente torneo y 16 de ellos estuvieron en la zona de strike. Por si fuera poco, Alvarado marcó 100 o más millas por hora en la pistola en 16 ocasiones, aunque esa no fue la razón por la que el criollo se sintió más emocionado.

«Ayer (miércoles) sentí que mi ritmo está regresando«, le confesó el escopetero a The Philadelphia Inquirer. «Y eso es lo que quiero. Estoy listo para cualquier situación. Fue una gran pelea», agregó.

La estrategia es clara:

Y es que Alvarado está muy al tanto de que tiene la capacidad de lanzar pelotas con triple dígito en la pistola cada vez que lo desee. Es una habilidad que viene natural y que ha sido reforzada con trabajo. La verdadera prueba para el relevista siempre ha sido el control y la consistencia, algo que incluso puede haber evitado que se estableciera como taponero regular en sus primeros años como ligamayorista.

Pero si el ritmo regresa, el criollo se siente más que capaz de recuperar la forma que lo convirtió en el brazo imbateable que engalanó las primeras semanas del actual campeonato.

«Cuando estoy en ritmo, mi control es excelente. Lanzo hacia el objetivo y boom. Repetir, repetir, repetir«, contó. «Es difícil para el bateador pensar: ‘Ya está por venir. Tengo que hacer swing sin importar nada’. Porque voy a lanzar 100 millas por el medio«.

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