Un par de horas antes del segundo Caracas-Magallanes de la temporada, le recordaban a Gabriel Noriega que su average vitalicio de .274 contradice el estereotipo de fildeador designado que muchos en el beisbol profesional venezolano le han encasquetado ¿No hay una disociación entre sus números y la percepción del público?, le preguntaban.
“No le paro mucho a lo que diga la gente”, respondía el shortstop de los Leones sin hostilidad. “Yo sé lo que soy y lo que puedo aportar para ganar. Yo sé que puedo batear y en cualquier momento chiquito, ahí está Noriega para ejecutar”.
Cuatro horas más tarde, el noveno bate caraquista le pescó una recta al grandeliga de los turcos José Ruiz a la altura del séptimo inning y destapó hit remolcador de dos carreras para alejar a los melenudos 3-0 y acorazar el triunfo. “Tal como les decía”, expresaba el toletero derecho sin asomo alguno de pavoneo.
Señoras y señores, con ustedes, Gabriel Noriega.
Locura total en la rinconada 🔥🔥🔥 pic.twitter.com/3zJfprZLIF
— El Rugido de Hoy (@ElRugidoDeHoy) November 1, 2023Noriega le entró a noviembre como líder bate del torneo 2023-2024 y segundo entre los remolcadores de la LVBP durante el certamen, algo impensable en el Noriega de sus primeras nueve zafras, cuando promedió .264 con .298 de porcentaje de embasado, .337 de slugging y .635 de OPS. Desde la contienda 2021-2022, el monaguense de 33 años de edad experimenta una transformación radical a la ofensiva, al punto de apuntarse average de .314, .352 de OBP, .465 de slugging y .817 de OPS a partir de entonces. Es como si hubiera dos Noriega.
“Se trata de trabajo diario, consistencia, experiencia y aprendizaje gracias a consejos de mis coaches y compañeros”, explica Noriega su transfiguración. “He tenido coaches como Néstor Smith, Robert Pérez, Ramón Castro, y compañeros como Alberto González, con los cuales he crecido. Antes ofrecía pura defensa y procuraba batear hacia el rightfield. Pero he tomado consejos para ser más agresivo y buscar los callejones”.
Ramón Castro, coach de bateo del Caracas, refrenda el esfuerzo de Noriega. “Trabaja duro, más que antes”, apunta el instructor. “Con los años ha ido conociendo la liga, descifrando a los pitchers, aprendiendo cómo le lanzan. Eso es experiencia”.
Ahora Noriega se siente con la confianza necesaria para halar la pelota y levantarla si se presenta la oportunidad, como en el quinto juego de la final pasada entre Caracas y Tiburones de La Guaira, cuando un grand slam suyo restableció el control de la serie por parte de los Leones. “Fue un jonrón épico para todo el mundo porque veníamos de perder dos juegos seguidos contra los Tiburones y eso nos despertó”, recuerda Noriega con un amago de sonrisa.
Noriega conoce su lugar y deja a un lado las individualidades
Gabriel Noriega no se empequeñece ante la próxima llegada del grandeliga de los Yanquis de Nueva York Oswald Peraza, quien recibirá las llaves del campocorto. Entiende cuál es su lugar. “En diciembre del año pasado, cuando llegaron todas las estrellas y él pasó al banco, pese a estar rindiendo, me dijo: ‘sé mi posición dentro de este equipo y también sé que, cuando los bigleaguers se vayan, yo seguiré aquí para ayudar a ganar’. Y así fue”, confió un directivo de los metropolitanos sobre el infielder oriental.
“Que lleguen para aportar”, suelta Noriega sobre las figuras caraquistas en la Gran Carpa. “Eso fue igual que el año pasado, cuando vinieron Gleyber (Torres) y Eugenio (Suárez) y se sintieron cómodos. Ya uno es maduro en este negocio y entiende que la decisión no es propia, sino del cuerpo técnico. Contento de que vengan, ojalá lo hagan todos, para que volvamos a ser campeones. Porque para mí lo importante no son los números, sino contribuir a las victorias necesarias para alcanzar el título”.
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