Eduardo Salazar estrenará en Venezuela su etiqueta grandeliga

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Foto: Prensa Caribes
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Eduardo Salazar fue uno de los seis peloteros incorporados al sexto día de pretemporada de Caribes de Anzoátegui. El relevista derecho se reportó al Estadio Alfonso «Chico» Carrasquel de Puerto La Cruz, perfilándose para hilvanar su segundo ruedo con la Tribu en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, aunque será el primero luego de obtener el grado en la Gran Carpa.

El oriundo de Cumaná fue el segundo criollo que debutó en las Grandes Ligas durante la reciente temporada regular, tras el infielder Brayan Rocchio. Con los Rojos de Cincinnati, el serpentinero compiló un total de ocho presentaciones, con abultado promedio de carreras limpias de 8.03 en 12.1 entradas.

Pese al sinsabor de sus estadísticas como ligamayorista debutante, el diestro de 25 años de edad podría ser una pieza de importancia en el bullpen oriental, que el certamen pasado culminó con efectividad colectiva de 4.82, la tercera «mejor» del campeonato.

Salazar tampoco acumuló favorables guarismos en Triple A, categoría en la que registró estratosférico PCL de 9.09 en 32.2 capítulos, divididos en 27 apariciones. Sin embargo, en el seno del conjunto aborigen esperan por una versión mucho más parecida a la que exhibió EFE de 0.68 en 13.1 episodios en Doble A, antes del par de ascensos hasta Las Mayores.

La transformación de Eduardo Salazar

El 2023 fue un año de transición para el cumanés. De ser abridor y liderar las granjas de los Rojos en aperturas (27) y ser segundo en innings lanzados (125.2), comenzó una transición a apagafuegos, que le llevó a registrar minúscula efectividad 0.51 en 17.2 actos entre Doble A y Triple A, previo al llamado del equipo grande.

Eduardo Salazar incorporó el sinker a su repertorio durante el receso invernal, guiado por Rob Wooten, coach de pitcheo del Chattanooga (Doble A). Una decisión que impulsó su meteórico ascenso durante el comienzo de campaña en las Ligas Menores.

«Gané mucha confianza (gracias a) ese lanzamiento», admitió el tirador al Cincinnati Inquirer en mayo, tras su debut en la MLB. «Ahora, lo llamo mi lanzamiento».

Antes de su graduación, Salazar no permitió jonrones e indujo una categórica tasa de rodados de 63.2 %, una combinación que si logra recuperar en un parque tan volátil a los vuelacercas como el portocruzano, será de gran ayuda para la estructura del pitcheo aborigen.


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