Carlos Carrasco, de los mejores lanzadores venezolanos en las Grandes Ligas y entre los pitchers activos más controlados y ponchadores bajo la Gran Carpa, fue bateado otra vez este domingo 9 de abril. Su efectividad empeoró a 11.42 tras dos aperturas durante la temporada de 2023 en las cuales, para colmo, la velocidad de su recta registró mínimos históricos.
Tanto Buck Showalter, mánager de los Mets de Nueva York, como el propio afectado le quitaron hierro al asunto. Aún así, Carrasco es el caso más inquietante entre los criollos que se han levantado con el pie izquierdo en este torneo de MLB.
Carrasco fue desfigurado por los Marlins de Miami con seis carreras limpias y dos jonrones en 4.2 innings, durante los cuales solo pudo ponchar a un adversario, mientras caminaba a tres. Dejó una imagen totalmente distorsionada de sí mismo, del serpentino quien a lo largo de sus 14 zafras como bigleaguer ha consignado tasas de 2,4 boletos y 9,3 ponches por cada nueve tramos. Showalter le atribuye este desconcertante comienzo al escaso control del larense sobre su cambio de velocidad. “Ese es un pitcheo muy importante para él y no ha podido ubicarlo. Estoy seguro de que mejorará”, dijo a los medios estadounidenses el timonel de los metropolitanos.
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El mayor daño, no obstante, se lo hicieron a su slider, un envío contra el cual los oponentes le batearon para .222 el año pasado, con 35,5 de swings fallidos. Los trancazos de Bryan De La Cruz en el primer acto y de Garrett Cooper en el quinto fueron contra sliders mal puestos. “Uno no ve a Carlos dejando colgado un slider en cuenta de cero bolas y dos strikes. Ese no es él”, declaró Showalter al aludir el macanazo de De La Cruz.
No obstante, lo más inquietante en las dos presentaciones de Carlos Carrasco ha sido la pérdida de velocidad en la recta de cuatro costuras. En 2022, la lisa del diestro barquisimetano avanzaba, en promedio, a 93,2 millas por hora. Durante sus dos audiencias de 2023 está viajando a poco más de 91 millas por hora. Carrasco asegura que el brazo goza de buena salud y que le despreocupa la pérdida de potencia. Ciertamente, el campeonato apenas comienza y para nada sería extraño si la recta cobra vida a medida que entre en calor. Aun así, es difícil soslayar un hecho: Carrasco ya va por 36 años de edad y ha debido vencer múltiples dolencias, entre ellas la leucemia.
Sería aventurado desahuciar, por dos aperturas fallidas, a un pitcher con las credenciales de Carlos Carrasco. Sobre todo, porque ha sido una constante en su carrera comenzar cojeando. El tramo marzo-abril ha sido, normalmente, el peor para él (casi 4.60 de efectividad) contra 3.67 en la segunda mitad del calendario. Es un dato alentador para alguien quien, como
Carrasco, está en su último año de contrato y en una ciudad como Nueva York, donde lo bueno y lo malo, pero sobre todo lo malo, se amplifica. Sexto del ranking vitalicio de los monticulistas venezolanos en las Grandes Ligas para victorias y ponches, Carlos Carrasco ha logrado ser exitoso atravesando tormentas.