Alexi Amarista siempre está donde no debería estar

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Es viernes, 15 de diciembre de 2023 en el estadio Monumental de Caracas Simón Bolívar, y Alexi Amarista no debería estar aquí. Hace pocas horas nació su hija Alexia Valentina y a nadie le extrañaría su ausencia.

El hecho es que aquí está.

“Le debo mucho al beisbol”, se justificó el intermedista una vez emparejó su swing antes del juego que sus Tigres de Aragua necesitan ganarle a los Leones de la capital si pretenden distanciarse del barranco.

“El beisbol me llevó a las Grandes Ligas, me dio la oportunidad que pedí. El nacimiento de mi hija es un momento muy importante para mí, pero yo lo hablé con mi esposa y me tranquilizó porque las dos están sanas”.

Esta es la temporada 2023-2024 del beisbol profesional venezolano y Alexi Amarista no debería estar aquí. Dos operaciones en los meniscos de la rodilla derecha lo privaron de beisbol todo el verano. Quedó borrado de la Liga Mexicana de Beisbol, donde se empleó. Solo alguna intervención cuasi milagrosa haría posible su aterrizaje en Maracay.

El hecho es que aquí está.

“Casi milagro, no. Es un milagro”, zanja el infielder anzoatiguense nacido hace 34 años, cuando se refiere a su presencia dentro del lineup tigrero. “La primera operación, la del 17 de abril, se complicó y se necesitó una segunda, el 17 de junio, para quedar mejor”.

A esta maquinaria de jugar beisbol la mandaron a apagarse por completo. El proceso de curación comenzó con un Alexi Amarista discapacitado. “Después de la primera cirugía debía esperar un mes para empezar a caminar”, describe. “Luego tocaba soltar una muleta y empezar a afincar. A los días me sueltan lo de operarme de nuevo ¿Cómo así?, fue mi reacción. Era necesaria una reconstrucción de los meniscos”. Y también una pira funeraria para su proyecto 23-24 con los Tigres.

Mas Alexi Amarista, aunque mide 1,68, se agiganta frente a la tempestad.

Alexi Amarista
Foto: José Ramón González (Prensa Tigres)

Enfocado siempre en jugar en Venezuela

“Me mentalicé para recuperarme como fuera y jugar en Venezuela”, acentúa Alexi Amarista. “Todos los días rezaba y pedía volver porque había muchas dudas. Siempre, al despertar, agradecía a Dios, pues evolucionaba favorablemente. A mis terapias Iba sin falta. Hasta exigía una hora más. Se me hicieron largos esos meses en México”.

Regresar a su país lo revigorizó. “Aquí me sentí mejor”, comparte el toletero zurdo con siete campañas como bigleaguer entre 2011 y 2017. “Los Tigres convocaron a un minicamp antes de la temporada y le avisé al equipo que estaría ahí desde el primer día. Eso hice, me hicieron algunos exámenes y todo salió perfecto”.

Amarista recibió el alta médica para trasponer las rayas. No obstante, cuando comenzó el torneo, la rodilla derecha aún dolía. “Sentía debilidad en el cuádriceps y la pantorrilla”, relata. “Sí, me molestaba, pero mi mente es más fuerte y estaba decidido a jugar”. Aunque una cosa es jugar y otra lo de Alexi Amarista durante la lidia 2023-2024.

Al finalizar la jornada del viernes 15 de diciembre, esa en la cual no debió estar en el campo, pero igual estuvo, el pelotero barcelonés perseguía a Gabriel Noriega, de los Leones del Caracas, para arrebatarle el liderato de bateo. .380 promediaba Noriega y .372 Amarista, quien, con setenta hits, encabeza el departamento de imparables. Además, colecciona 13 dobles, 92 bases alcanzadas, .410 de porcentaje de embasado. .489 de slugging y .899 de OPS. El mismo jugador que hace seis meses caminaba con ayuda está edificando una de las mejores temporadas de su vida en la LVBP; “Nada de eso lo vi venir”, asegura. “Yo solo pedía una buena campaña”. Su Dios lo bendijo con una excepcional.

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Clave del éxito para Alexi Amarista

“El balance del cuerpo en el home hace posible el éxito de Alexi Amarista”, opina Raúl Padrón, coach de bateo de Aragua. “No está ni más adelante ni más atrás de donde debe ir. Se afianza bien. Y confía en sí mismo. Aunque él sabía cuán difícil sería volver este año luego de una lesión tan seria a su edad, igual se mostraba optimista y se preparó bien. Una lesión de meniscos es un acertijo y siempre asalta la duda sobre si se podrá volver o no. Pero él ahora parece correr más duro. Eso es porque respeta su rutina, es consistente con ella. Y confía en su plan”.

Esta es la Liga Venezolana de Beisbol Profesional y Alexi Amarista no debería estar aquí. Por su baja estatura fue ignorado en cada audición ante los scouts de Grandes Ligas. Cansado de tanto desdén, se quedó jugando softbol aquí y allá.

El hecho es que aquí está. Y hace pocos días se sumó a otros 40 depositarios de 700 incogibles en la LVBP, solo tres de los cuales permanecen activos: el milenario Alex Romero, Alberto González y su antiguo socio en Caribes de Anzoátegui, Niuman Romero.

Cuando estalló el cohete 700, el 13 de diciembre en el José Pérez Colmenares de Maracay contra el diestro del Caracas Norwith Gudiño, Amarista recordó esos momentos amargos. El batazo fue sencillo. Llegar ahí fue lo complejo. “Recordé todos esos chequeos, todas las oportunidades que me negaron. Pero me esforcé y por eso estoy aquí”, compartió.

“Hablaba con mi esposa que la meta eran los 700 y luego llegar más lejos. Cuando llego al estadio me mentalizo para ir más allá. Si hoy me fue mal, mañana me irá bien. Si hoy llegué a 700 hits, empiezo a pensar en los 800, y así hasta los mil. Mientras me mantenga saludable, creo que puedo llegar. Claro, Ahora tengo que trabajar el doble por la operación de meniscos”, cerró.

Así es Alexi Amarista. No debería estar, pero está entre los grandes peloteros de su generación en la pelota nacional. Porfiado, el hombre.

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