Ningún jugador de los Yankees de Nueva York rindió tantos frutos durante las primeras dos semanas de la presente temporada como Gleyber Torres. Tras sus primeros 12 compromisos de 2023, el venezolano lideraba a los toleteros de su organización en renglones como promedio de bateo (.357), OPS (1.179), boletos recibidos (11) y bases robadas (5). Todo parecía marchar por buen camino en el tan esperado regreso del infielder a su versión de 2018 y 2019, cuando todavía daba sus primeros pasos en las Grandes Ligas.
Pero entonces llegó el 13 de abril, cuando los Yankees regresaron a casa y Torres atravesó por una mala racha en el plato en la que conectó apenas dos hits en 28 turnos. Algo sorpresivo por el buen momento con el que venía el paleador, pero a la vez no, pues a lo largo de su carrera en el máximo escenario, que cursa este año su sexta campaña, Torres ha sido un bateador muy propenso a las rachas.
«No pienso que esté en un bajón en este momento«, le comentó el mánager Aaron Boone a The New York Times. «Pienso que su enfoque está en donde tiene que estar. Y como bateador, es difícil quedarse enfrascado en los resultados de una semana. Algunas veces tienes suerte y las pelotas rebotan a tu favor una semana. Y en otras conectas la bola en las costuras varias veces y no obtienes nada a cambio».
Revisar el pasado para mejorar el presente:
Lo más importante para el alto mando de Nueva York y para el mismo jugador es que están al tanto de que esos buenos resultados de las primeras dos semanas no salieron de la nada. En su lugar, son los frutos de un trabajo que Torres comenzó a poner en práctica después de la temporada 2021, cuando venía de dos zafras corridas con un desempeño muy por debajo de lo esperado.
Gran parte de esos inconvenientes que atravesó el criollo en su momento, según explican en el seno de los Yankees, van ligados al cambio de posición hacia el campocorto. El caraqueño no solo tuvo problemas en el proceso de adaptación a una posición más exigente, sino que el movimiento también lo afectó físicamente, pues el dos veces All-Star perdió peso para poder defender el puesto.
«Me puse bastante delgado porque estaba enfocado en incrementar mi alcance«, explicó el pelotero. «Cuando perdí peso, también perdí un poco de poder».
Impacto inmediato en las cifras:
Si bien perder algunos kilos no luce como algo tan problemático para un jugador del cuadro, el gran inconveniente para Torres estuvo en el hecho de que no hizo el ajuste mental en la caja de bateo. El caraqueño estaba intentando generar la misma cantidad de poder, a pesar de que tenía menos fortaleza, lo que afectó sus mecánicas de forma considerable.
Después de sacudir un total de 38 jonrones en 2019, su segunda temporada en las mayores, el otrora prospecto se combinó para sonar apenas 12 en sus siguientes dos contiendas.
Posterior a la conclusión de esa campaña 2021, Torres regresó al cuarto de pesas para aumentar su musculatura nuevamente, sabiendo que la organización había tomado la decisión de que regresara a la segunda almohadilla.
Los resultados se vieron prácticamente de inmediato, pues el toletero venezolano despachó 24 bambinazos en 140 compromisos en la temporada anterior. Además, también quedó evidenciado en el buen contacto que generó a comienzos de este torneo, a pesar de que solo tenía dos jonrones en 23 desafíos.
«Cuando Gleyber está en su mejor momento, es un juego muy balanceado que le permite batear para promedio, tener poder y buenas tasas de boletos y ponches«, aseguró Dillon Lawson, el coach de bateo de los Yankees. «Todo eso resulta en lo que nosotros llamamos ser grandioso».