Durante los entrenamientos primaverales de 2021, cuando Tucupita Marcano todavía estaba dentro de la organización de los Padres de San Diego, pocos jugadores jóvenes generaron tanto entusiasmo como el venezolano. El prospecto criollo bateó, corrió y defendió en múltiples posiciones para los californianos, en lo que parecía ser el comienzo de algo grande en su carrera.
En efecto, Marcano tuvo la oportunidad de graduarse como grandeliga ese año y aunque su desempeño no fue el más llamativo en 25 compromisos disputados, resultó más que suficiente para motivar al alto mando de los Piratas de Pittsburgh a tirar del gatillo en una transacción que involucró a uno de los principales jugadores de la escuadra bucanera para ese entonces, Adam Frazier.
El criollo, de 23 años de edad en la actualidad, llegó con cierta algarabía a un conjunto de los Piratas que se encontraba en pleno proceso de reconstrucción; en pocas palabras, lucía como el escenario ideal para el desarrollo de una joven promesa, a diferencia de unos Padres que tienen etiqueta de contendientes al título desde hace algunos años.
Carencias evidentes:
Pero Tucupita no pudo responder a la confianza en su primera experiencia con el equipo grande Pittsburgh. En 49 desafíos disputados en la contienda pasada, el utility registró una pálida línea ofensiva de .206/.256/.306, con seis dobles, dos triples, un par de cuadrangulares y 13 carreras remolcadas.
Quizás más preocupante todavía para la directiva de los Piratas fue el hecho de que después de registrar una sólida tasa de pasaportes conseguidos en las menores, Marcano apenas ganó boletos en MLB a un ritmo de 5.6%. Mientras tanto, su tasa de ponches fue aún más alarmante (24.9%), cuando su habilidad de evitar las recetas era una de sus cartas de presentación como prospecto.
Además, todo eso ocurrió después de que el nativo de Tucupita conectara para una robusta línea ofensiva de .291/.388/.443 en 241 apariciones al plato, con un wOBA de .370 y un wRC+ de 121 entre las categorías de Clase A, Doble A y Triple A en 2022. La joya tuvo una tasa de boletos del 14.1% y de 17.4% en cuanto a ponches.
Y esa es la versión de Marcano que están observando los Piratas en este inicio campaña. En sus 10 choques iniciales con el Triple A Indianápolis este año, el paleador conectó para un promedio de .400 puntos, con siete dobles, un triple, un jonrón, 10 fletadas y tres bases robadas, además de un OPS de 1.142.
Toca la puerta con mayor confianza:
Ese rendimiento, aunque en un margen pequeño de juegos todavía, ha renovado la esperanza de la afición de los bucaneros en el criollo. Y es que es importante recordar que el arribo de Tucupita a las mayores fue apresurado en 2021, cuando luego de ese sólido spring training, San Diego lo incluyó en su roster del equipo grande, a pesar de que no vio acción en la temporada 2020 por la pandemia y de que antes de eso su nivel más alto de juego había sido Clase A.
Posteriormente, cuando Marcano fue enviado de vuelta a las menores, llegó directamente a Triple A, en lugar de Clase A avanzada o incluso Doble A.
Desde entonces, el criollo ha respondido mucho mejor en la continuación de su etapa de desarrollo en las menores, mostrando señales reales de que ahora sí podría estar listo para una oportunidad en el máximo nivel.
Muchos pensaban que Tucupita recibiría el llamado cuando el campocorto Oneil Cruz sufrió una fractura de tobillo recientemente, pero quizás aprendiendo de errores pasados, los Piratas optaron por mantener al venezolano en medio de su buen momento en Triple A.
Sin embargo, si la joven figura logra mantener ese ritmo por un tiempo considerable, el mensaje que estará enviando el venezolano será más claro que nunca: ahora sí estoy listo.