Sandy León: el regreso, el retiro y un tormento que se transformó en milagro

Andres Espinoza
Andres Espinoza
Prensa Tigres
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El 18 de agosto del 2020 nunca se borrará de la memoria de Sandy León. Había empezado como un día cualquiera, con un receptor venezolano que en ese momento militaba con los Guardianes de Cleveland y se encontraba en Pittsburgh en medio de la gira de su club. Después de varias llamadas fallidas a su esposa, Liliana, que estaba en Florida con sus dos niños, la tonalidad del día comenzó a cambiar para el veterano. La preocupación se apoderó de su cuerpo y todo empeoró cuando comenzó a recibir alertas en su celular del sistema de seguridad de su casa en Fort Myers.

«Eso pasa cuando alguien está haciendo mucho ruido en la casa«, le comentó León a Sello Deportivo.

El máscara ingresó en la aplicación de seguridad, en donde puede monitorear las cámaras de vigilancia del domicilio. Nada pudo prepararlo para lo que estaba por ver. Su esposa estaba gritando, pero León todavía no comprendía el motivo. Poco tiempo después, los videos le mostraron a su pequeña hija Nahomy, de 15 meses para ese entonces, en el piso, de color púrpura.

La pequeña se había salido de la casa hacia el patio trasero y se cayó en la piscina intentando alcanzar un juguete. Cuando Liliana la encontró, Nahomy estaba flotando en el agua con la cabeza hacia abajo, sin reacción alguna. La madre saltó al agua, la sacó y llamó al 911. Su hija no estaba respirando y el color natural de su piel había desaparecido.

«En ese momento uno siente que vuelve a nacer«, aseguró León, quien fue enviado de regreso a casa tan pronto como fue posible para el equipo.

A su arribo, los paramédicos comenzaron a tratar a la pequeña Nahomy y a interrogar a Liliana. La pregunta más importante era cuánto tiempo había estado la niña en el agua, pero su madre no conocía la respuesta. Sin embargo, las cámaras de seguridad ofrecerían un tiempo exacto. Al revisarlas, las autoridades se dieron cuenta de que el lapso entre la caída y el momento en el que fue retirada del agua era de 12 largos minutos.

Cuando León arribó al hospital, como a las 8:00 p.m. de ese día, los doctores le advirtieron a los padres que, incluso si Nahomy despertaba, posiblemente tendría daños cerebrales por el prolongado tiempo en el que estuvo en el agua. También era posible que no pudiera caminar o hablar.

El marabino no tuvo otra opción más que abrazar a su esposa, esperar y rezar, mientras su pequeña batallaba por su vida en una cama, llena de tubos que mantenían el flujo de aire en su cuerpo. A las 6:30 de la siguiente mañana, León despertó ante lo que parecía un milagro. Nahomy estaba de rodillas en la cama junto a él y tan solo algunas horas más tarde, estaba respirando por su cuenta y hablando.

Para sorpresa de los doctores y de todos los presentes, Nahomy comenzó a correr. Como si nada hubiera ocurrido, la pequeña estaba disfrutando de su vida otra vez. Es algo que ella quizás no recordará, pero que los León jamás van a olvidar.

«Lo que pasó con mi niña es algo que hasta la fecha no he podido ver. No puedo ver ese video«, confesó León. «Cuando ella cae y mi esposa la saca del agua. Como papá es difícil ver que tu hija no está respirando. La enseñanza fue que Dios existe, que es real. Soy una persona cristiana, que tiene mucho temor del Espíritu Santo. Para mí eso fue un milagro. Yo lo veo así y espero que muchas personas también lo hagan, porque lo que pasó con ella fue bastante fuerte. El video está en YouTube y espero que les haya cambiado la vida a muchas personas», agregó.

Volver a su primera casa

Por primera vez desde la campaña 2015-2016, León está de regreso en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, con los Tigres de Aragua. En ese período de ausencia, el careta vio acción en la pelota invernal dominicana y también en la colombiana, además de en las ligas menores de los Estados Unidos y en el máximo nivel.

«Estoy muy contento. Siempre es bueno regresar a donde aprendiste mucho», indicó León sobre su retorno a la LVBP. «Cómo jugar béisbol Caribe, cómo crecer como pelotero, comunicarte con los pitchers. Siempre agradecido y bendecido de volver a la liga«.

En su paso por Colombia, país que se ha vuelto muy especial para el zuliano por los lazos de su esposa, se coronó campeón de la Serie del Caribe. Fue una experiencia inolvidable para León, quien también tiene un título de Serie Mundial con los Medias Rojas en 2018.

«Cuando juegas béisbol en donde sea, por ser lo que te gusta hacer, siempre es una bendición. Poder jugar en un país nuevo, con compañeros que nunca había conocido. Mi esposa es colombiana y son conexiones que uno no tiene de momento, pero que al final se van encontrando. Ser campeón del Caribe con un país que está creciendo en este deporte fue bastante bonito«, añadió.

Sin embargo, después de tantos años alejado, el momento de volver a la LVBP se presentó. León lo recibió con los brazos abiertos.

«Siento que todo tiene su momento. El tiempo de Dios es perfecto. Era el momento de venir para acá«, destacó. «Tuve dos meses y algo con Texas y luego pasé a Cleveland, aunque no jugué mucho porque me lesioné. Siento que todo se dio para venir para acá y seguir aprendiendo. El béisbol es aprendizaje, así tengas 20 años en esto».

Futuro claro y a la vez incierto para León

Con 34 años de edad, León continúa demostrando que todavía tiene mucho por ofrecer dentro de las líneas de cal. Su desempeño ofensivo no ha sido el mejor con los Tigres en estas primeras semanas, tal como lo refleja su promedio de .113 tras los primeros 19 juegos, pero su aporte detrás del plato sigue siendo sumamente valioso para el mánager Buddy Bailey.

No obstante, la experiencia también le ha enseñado que todo tiene su final. Con tantas pruebas superadas, en lo profesional y en especial en lo personal, León sabe que nunca es tarde para comenzar a pensar en cuál será el siguiente paso.

«Por ahora seguir jugando hasta que Dios diga que ya o alguna cosa física me lo impida», enfatizó el receptor. «Y después de eso seguir en el béisbol. No sé qué tenga Dios para mí después del rol de pelotero activo. No sé si estar en una oficina, estar en el terreno otra vez o en un dugout, ser un tipo de coach. El béisbol me ha dado mucho, me ha enseñado demasiado, me ha dado cosas muy bonitas y esto es lo que me ha ayudado a crecer como ser humano, así que sí me gustaría seguir en la pelota».

Son pensamientos que merodean por su cabeza de vez en cuando, principalmente porque sea cual sea su decisión, tendrá un impacto importante en el tiempo que pase con su familia, el motor de su existencia.

«Siento que el currículum de cada pelotero es su disciplina, lo que enseñas dentro del terreno o del clubhouse. Me gusta mucho mi familia y esa es una de las razones por las que no volví a Venezuela, para estar con mi esposa, con mis hijos, verlos crecer. De hecho, mi esposa está embarazada en este momento, así que tampoco es que sea muy fácil para mí estar aquí», admitió.

«Pienso que es una responsabilidad lo que tengo con el béisbol, tanto en Venezuela, como en Estados Unidos y en Colombia. Jugar, para mí, es dar un espectáculo al fanático, pero sí debo admitir que pasa por la cabeza (el retiro), porque tengo 34 años, no puedo jugar hasta los 60. Entonces uno lo piensa y lo conversa con su esposa. Ahora mismo estoy enfocado en clasificar y en lograr un campeonato en mi regreso al país», cerró.

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