La última oportunidad para ganar una Copa del Mundo se le esfumó, en Qatar, a Cristiano Ronaldo, una leyenda viva del fútbol. Sin club luego de su divorcio irreconciliable con el Manchester United y con oídos sordos a los cantos de sirena de Arabia Saudita. Lo último que se supo del astro lusitano es que estuvo entrenando en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Valdebebas, casa del Real Madrid. ¿Regreso a la casa blanca? No.
El diario Marca lo definió como un gesto de cordialidad con Cristiano Ronaldo, pero nada más. El periódico español fue más tajante: «No hay ninguna opción de regreso de CR7 al Madrid a pesar de su situación». Es lamentable que una máquina de romper récords tenga un cierre de carrera tan accidentado. En Portugal perdió la titularidad y fue el foco de las polémicas. A nivel clubes aún anhela ganar un Champions más e igualar a Paco Gento, pero los grandes del Viejo Continente le cierran la puerta. Algo insólito hace apenas un par de años.
Cristiano Ronaldo contra Cristiano Ronaldo
Que su carrera sea recordada por siempre y merezca un cierre de broche de oro es responsabilidad de Cristiano Ronaldo. Desde que despuntó en la cantera del Sporting de Lisboa su crecimiento fue exponencial. Se volvió ídolo en Manchester United y luego cambio la historia de Real Madrid, el club más histórico del planeta. Pero su salida a Juventus y retorno a los diablo rojos no han sido positivos. Que el epílogo de una historia mágica sea una pesadilla, también es culpa de Cristiano Ronaldo. El mismo carácter competitivo que lo llevó a acumular Balones de Oro, hoy es su condena.
«Hoy, CR, un grande entre los más grandes, está desvalido. Sin equipo, sin titularidad, sin gol, sin Mundial y sin consuelo. CR, tan apegado a CR, nunca le hizo ver que el fútbol también sollozará por él cuando pacte una tregua con el tiempo que le toca y deje de darse golpes de pecho», escribió José Samano, para El País, el día de la eliminación de Portugal ante Marruecos.
La imagen de la retirada del lusitano llorando, le arrugó el corazón a una generación de futboleros. Samano lo describió de manera magistral: «Cristiano (Ronaldo) hubiera merecido irse del Mundial —al que difícilmente volverá con 41 años y sin un equipo puntero a la vista— con vuelta al ruedo en el Al Thumama. Con las hinchadas, la propia y la ajena, compañeros, adversarios y todo el universo en pie. Él prefirió irse con CR. Estar como casi siempre: yo con yo».
Una despedida sin autocrítica
“Ganar una Copa del Mundo para Portugal fue el sueño más grande y ambicioso de mi carrera. Afortunadamente, gané muchos títulos de dimensión internacional, incluso para Portugal, pero poner el nombre de nuestro país en el nivel más alto del mundo era mi mayor sueño”, escribió en redes sociales Cristiano Ronaldo. Mucho se habló de su obsesión con alcanzar el récord de nueve goles de Eusebio. Quedó a uno.
El atacante cerró: “Desafortunadamente, ayer el sueño terminó. No vale la pena reaccionar en caliente. Solo quiero que todos sepan que mucho se ha dicho, mucho se ha escrito, mucho se ha especulado, pero mi dedicación a Portugal no ha cambiado ni un instante. Siempre fui una persona más luchando por el objetivo de todos y nunca le daría la espalda a mis compañeros y a mi país». Un tipo con 118 goles en 196 partidos merece irse entre aplausos no un frio mensaje de Instagram. Pero para eso Cristiano Ronaldo tiene que vencer la imagen de pasado y adaptarse a su presente (físicamente y futbolísticamente). Si tiene la humildad de hacer eso frente al espejo, todavía podrá brindar noches mágicas de fútbol.