Analizando a Venezuela en el Clásico Mundial: la línea central  

Carlos Valmore
Carlos Valmore
4.3
(6)

La solidez de una novena suele medirse a partir de la fortaleza en su línea central, ese trazado que empieza en la receptoría y termina en el centerfield. De qué tan bien armada esté dependerá, en buena medida, el destino del equipo. No ha sido el caso venezolano en el Clásico Mundial, la comprobación de esa conseja.

Los elencos nacionales han dispuesto de eximios caretas, egregios campocortos, insignes intermedistas y formidables jardineros centrales dentro de un mismo plantel sin lograr trascender allende las semifinales. De todos los países con larga y fecunda tradición beisbolera, este es el único que ni siquiera ha disputado una final, como sí lo han hecho Estados Unidos, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Japón y Corea del Sur.  Podemos decir que ensamblar una línea central élite es una condición necesaria, mas no suficiente, al encarar un torneo corto y tan singular como el Clásico.

Salvador Pérez

El eje venezolano se revela como uno de los mejores del certamen y la nota más alta dentro de la plantilla. Comencemos con Salvador Pérez, laureado cátcher tanto a la ofensiva como a la defensiva. Desde 2015, ningún defensor habitual de la posición dos en Grandes Ligas ha sonado tantos jonrones (179) ni remolcado tantas carreras (523) como el carabobeño de 32 años de edad, plusmarquista de cuadrangulares para un careta durante una zafra de MLB (48 en 2021). 

De ahí su colección de cuatro Bates de Plata. Con esa capacidad de generar poder compensa la escasa frecuencia con la cual llega a las almohadillas (,301 de porcentaje de embasado a escala vitalicia). Salvador Pérez es de los que puede destrabar la ofensiva con un solo swing. A lo largo de sus 1.254 partidos como bigleaguer se ha mostrado como un toletero competente cuando el juego aprieta: .295 de promedio y .828 de OPS al tomar turnos en desafíos que llegan cerrados a los episodios finales.

La producción con el madero de Salvador Pérez complementa el principal valor de Salvador Pérez: la defensa, premiada con cinco Guantes de Oro. Pérez es un magnífico bloqueador y, sobre todo, un certero tirador, capaz de enjaular a 36% de los corredores que han intentado robarle una base en 11 campeonatos del Big Show, cuarto entre los porcentajes más elevados dentro de los catchers activos. Su porcentaje de fildeo de por vida (.995) ocupa la segunda casilla para enmascarados activos y la sexta a escala vitalicia.   

Altuve no es segundo de nadie

Para proteger la segunda base, Venezuela dispondrá de uno de los camareros más competentes: José Altuve.

El toletero derecho de los Astros de Houston se presentará por segunda vez en el Clásico con una ilustre carrera bajo la Gran Carpa. Entre los bigleaguers en ejercicio, únicamente Miguel Cabrera supera su promedio vitalicio de .307. Atesora un OPS ajustado de 128, cuando el marcador de la medianía en esta escala es 100.

La brillantez de Altuve conserva plena vigencia, como lo demuestra haber quedado tercero para la Liga Americana el año pasado en WAR, esa estadística holística que pretende medir el aporte integral de un jugador a las victorias de su combinado. En WRC+ y en OBP ponderado quedó tercero y además regresó a los .300 de promedio, luego de tres campañas seguidas debajo de las tres centenas. Por añadidura, mandó 28 pelotas a las gradas y ratificó su condición de segunda base con poder.

Si bien su defensa no recibió buenas calificaciones la zafra anterior en algunas métricas novedosas (-15 en carreras evitadas), jamás debe perderse de vista que Altuve, además de Jugador Más Valioso de la Liga Americana (2017), tricampeón bate y seis veces ganador del Bate de Plata, también se ganó un Guante de Oro.

De Barquisimeto para el mundo

La llave de dobleplays de Venezuela para el quinto Clásico Mundial la conformarán Altuve en la adulterina y Andrés Giménez en el campocorto. Debutante en esta competición internacional, Giménez es una de las fortalezas del equipo nacional y pieza clave en su línea central.

¿Por qué una fortaleza si el barquisimetano de 24 años de edad apenas acumula una temporada completa en el Big Show? La respuesta es que esa campaña lo catapultó al estrellato, al punto de ser el segunda base abridor de la Liga Americana en el clásico astral de 2022.

Giménez, además de ganar el Guante de Oro como el mejor camarero defensivo de la Americana, finalizó quinto en WAR de ese circuito con 6.1. Además, quedó décimo en WRC+ (140) y noveno en OBP ponderado o WOBA (.364). Conectó para .297, tuvo OBP de .371 y .466 de slugging, para .837 de OPS y 141 de OPS ajustado. Sumó 26 dobles, 17 jonrones y robó 20 bases. En suma, todo lo hizo bien. Los venezolanos no deberían preocuparse por el hecho de que Giménez estará “fuera de posición” en una demarcación tan determinante como el campocorto. La realidad es que Giménez es un shortstop natural con grandes habilidades para atrapar roletazos en el fondo del abanico. Giménez puede ganar un juego con una línea a los callejones, un trancazo a los bleachers, un roletazo a tierra de nadie, un boleto con bases llenas, una corrida de segunda a home con hit al left o una atrapada de feria como torpedero.

Una línea coronada por Acuña

A bocajarro, Ronald Acuña debe ser el jardinero central de Venezuela, salvo que se haya acordado otra cosa para lograr la autorización de los Bravos de Atlanta. Acuña aseguró estar dispuesto a jugar “donde sea” y sería ahí donde más contribuiría por tratarse de un jardinero capaz de cubrir extensiones de terreno, por más que en MLB ha sido siempre patrullero derecho.  

 Al bate, todos saben de qué es capaz el guardabosques guaireño de 25 años de edad. Ha tenido cosechas de 41 cuadrangulares y 101 remolcadas (2019), ha sido campeón robador (37 en 2019), ha logrado OBP de .400 (.406 en 2020). Su OPS ajustado de carrera (133) resplandece. Acuña es uno de los peloteros más completos nacido en Venezuela y puede marcar diferencia de múltiples maneras. Es capaz de ganar almohadillas adicionales con las piernas y de mandar la bola con su bate a más de 450 pies de distancia. Puede trabajar conteos, puede irse hacia la banda contraria, puede atrapar una pelota enemiga estampillándose contra la pared.  La línea central nativa está bien dibujada. Dependerá de múltiples factores que su trazado conduzca al campeonato.  

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