Venezuela y Dominicana consolidaron el nuevo clásico del Caribe

Andres Espinoza
Andres Espinoza
Erick Leal / Prensa Serie del Caribe
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Durante décadas, solo ha existido cupo para dos naciones cuando se trata de la máxima rivalidad en la pelota del Caribe. Puerto Rico y República Dominicana, para los fanáticos beisboleros de la región, es el Yankees-Medias Rojas de las Grandes Ligas o el Brasil-Argentina, llevándolo al fútbol sudamericano. Venezuela, México y el resto de los países de la Confederación, se conformaban con ver desde afuera.

Por mucho tiempo, siempre hubo una gran mística alrededor de cada encuentro entre quisqueyanos y boricuas. Su rivalidad, además, es bien respaldada. No solo son dos de los equipos que más peloteros exportan al «Big Show» y que cuentan con mayor cantidad de íconos en la disciplina del bate y la pelota, sino que también son los máximos ganadores – por mucho – en la historia de la Serie del Caribe.

Pero la crisis que atravesó el béisbol puertorriqueño en los últimos tiempos también tuvo su efecto en el clásico. La liga invernal de ese país perdió fuerza y el dominio dominicano comenzó a eliminar poco a poco el aura que rodeaba los enfrentamientos entre ambos.


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Entonces, allí comenzó a forjarse una nueva enemistad deportiva en la región. Venezuela, el segundo país de mayor exportación de jugadores a las mayores en la actualidad, justo por detrás de la República Dominicana, comenzó a ganar terreno en la conversación, principalmente basado en el éxito de sus peloteros en la gran carpa.

Así lo sienten los protagonistas

Hoy en día, cada vez que venezolanos y dominicanos se ven las caras, en cualquier competición, se sienten aires de clásico. El éxito de los isleños en los principales torneos internacionales de la disciplina, como el Clásico Mundial de Béisbol o la Serie del Caribe, sigue siendo mucho más alto que el de los sudamericanos, pero nada de eso ha evitado que la chispa de la rivalidad se encienda, de bando y bando.

«Me gusta mucho el ambiente que se está creando entre los fanáticos«, aseguró Luis Barrera, jardinero quisqueyano, antes del encuentro entre los representantes de Venezuela y República Dominicana en la cita caribeña actual, que tiene lugar en Caracas y La Guaira. «Es como en el béisbol dominicano con las Águilas y el Licey, pero aquí en el Caribe es con Dominicana, Puerto Rico y Venezuela. Hay muchos fanáticos y eso me gusta mucho», agregó.

Y es que quizás no pueda hablarse de un reemplazo en cuanto a rivalidades. El béisbol en Puerto Rico ha ido recuperando parte del brillo que solía tener en sus años dorados, tal como lo evidencia el reciente bicampeonato de los Criollos de Caguas en la Serie del Caribe o los subcampeonatos boricuas en las últimas dos ediciones del CMB.

Venezuela no es uno más:

Pero lo que sí es innegable, incluso para los mismos protagonistas, es que hay un nuevo clásico en la zona que bien pudo terminar de establecerse este pasado domingo, cuando los Leones del Caracas de Venezuela y los Tigres de Licey de la República Dominicana estelarizaron un extraordinario compromiso que mantuvo a los más de 30.000 fanáticos presentes en La Rinconada al filo de sus asientos.

«Creo que siempre que mencionas a Venezuela y Dominicana vienen muchas incógnitas«, reconoció el mánager de los melenudos, José Alguacil, tras ese compromiso en el que su club terminó imponiéndose con marcador de 3-2 en entradas extras. «Antes del juego me hacían todo ese tipo de preguntas. Si esta pudiera ser la final del Clásico, que podría ser la final aquí en la Serie del Caribe. Lo que yo puedo decir es que cada vez que nos enfrentamos a los dominicanos, hay que sudar la victoria», añadió.

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José Alguacil y Erick Leal en Rueda de Prensa / Foto: Serie del Caribe

Como un dirigente que trabajó directamente en el béisbol invernal dominicano y que ha tenido que medirse a dicho país en competiciones previas, Alguacil sabe que el material, deportivo y emocional, para calificar a este duelo como una nueva rivalidad caribeña, está allí.

«Enfrenté a República Dominicana la última vez que estuve en el preolímpico y no es un contrincante fácil. Viniendo a este juego, me quedó el último recuerdo de esa cita, que antes de poder asistir a unos Juegos Olímpicos, jugamos contra ellos y lamentablemente la victoria no fue nuestra. Cosas así crean grandes rivalidades a futuro«, sentenció.

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