«¡Por favor, concentrémonos ahora en el fútbol!», reza una carta enviada por Gianni Infantino, presidente de la FIFA, a todas las federaciones que van al Mundial de Catar 2022. La misiva también lleva la firma de Fatma Samoura, secretaria general del ente rector del fútbol. “Sabemos que el fútbol no vive en el vacío y somos igualmente conscientes de que hay muchos desafíos y dificultades de naturaleza política en todo el mundo», añade la epístola.
Tanto Infantino como Samoura recalcaron: “Pero, por favor, no permitan que el fútbol se vea arrastrado a todas las batallas ideológicas o políticas que existen”. Todo en un marco de protestas por las violaciones a los derechos humanos, desde los muertos en la construcción de los estadios, pasando por la posibilidad del libre transito de la comunidad LGBT+. Sin olvidar la equidad entre hombre y mujeres. El llamado de la FIFA en su carta es mirar a otro lado y que ruede el balón.
De revolucionario a una carta complaciente
“(Nelson) Mandela decía que el deporte puede cambiar el mundo, que puede inspirar, que une, y tenía razón. El fútbol, como el deporte más popular del mundo, tiene un alcance único”, declaró Infantino, como parte de un informe publicado en la web del ente rector con el título: “Presidente de la FIFA: el fútbol puede cambiar el mundo”. Tan solo pasaron cinco meses de esa declaración altisonante al envío de la carta polémica, que se filtró a Sky Sports.
“En la FIFA, tratamos de respetar todas las opiniones y creencias sin dar lecciones morales al resto del mundo. Una de las grandes fortalezas del mundo es, de hecho, su propia diversidad, y si la inclusión significa algo, significa tener respeto por esa diversidad. Ningún pueblo, cultura o nación es ‘mejor’ que otro”, agregó la carta. Otra parte del texto fue: “Este principio es la piedra angular del respeto mutuo y la no discriminación. Y este es también uno de los valores fundamentales del fútbol. Así que, por favor, recordemos eso y dejemos que el fútbol ocupe el centro del escenario”.
La pelota se mancha
El periodista Adam Crafton, escribió una columna muy lúcida y atinada para The Athletic. «Puede ser útil, llegados a este punto, recordar a Infantino cómo funciona el mundo. Cuando aboga por que el fútbol no sea ‘arrastrado a todas las batallas ideológicas’, tal vez necesite que le digan que la homosexualidad no es una ideología. Es la forma en que nace una persona», señaló.
Crafton complementó: «Si aceptamos que la sexualidad de una persona es inherente, que es una cuestión de naturaleza más que de crianza, entonces también reconocemos que criticar o criminalizar a una persona por su sexualidad es manifiestamente irracional». El redactor remató: «A quince días del torneo, las palabras de Infantino han caído como un jarro de agua fría entre quienes creen que locutores, medios, federaciones y periodistas deberían tener la libertad de escrutar a los anfitriones del torneo deportivo más popular del mundo».