Silvino Bracho no tiene secretos

Jose Angel Rodriguez
Jose Angel Rodriguez
Foto: Henry Delgado (Prensa Leones)
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Entre cielo y tierra, no hay nada oculto. Y cuando Silvino Bracho sube a la loma, tampoco. Todos los bateadores saben que van a enfrentar al relevista más dominante y corajudo de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional durante las últimas tres temporadas. Pero también conocen todo su arsenal, porque el éxito siempre trae consigo que los rivales busquen la manera de contrarrestarlo. Pasa en el beisbol, durante el duelo cotidiano entre lanzador y paleador, y también en la vida.

La noche del pasado lunes 23 de enero se cumplieron 65 años de la caída de Marcos Pérez Jiménez, y también cayó, de cierta forma, la dictadura de Bracho ante sus contrincantes. Por segunda ocasión en su carrera y primera en siete años permitió cuatro hits en una salida. Por fortuna para Leones del Caracas, equipo que le escogió como adición para el Round Robin, el daño recibido por el serpentinero fue con un colchón de cinco carreras de ventaja. En definitiva, además de esa extraña cantidad de imparables para su registro, también admitió tres rayitas, pero los capitalinos ganaron 8-6 el primer juego de la Gran Final contra Tiburones de La Guaira.

El marabino necesitó 29 lanzamientos para cerrar el telón esa velada. Aún así, 24 horas después le dijo al mánager José Alguacil y al coach de pitcheo Wilson Álvarez «estoy listo», y subió de nuevo al morro, esta vez con una labor diametralmente opuesta. Cinco envíos, cinco strikes, tres outs. Pero, ¿cómo pudo pasar? ¿Dónde estuvo la diferencia? ¿Cómo fue posible que el lanzador con efectividad de 1.98 en las recientes tres campañas fuese castigado en el primer juego y después recuperara un abrumador dominio? Él mismo le explicó a Efraín Zavarce, de IVC Networks, después del segundo compromiso, sin secretos.

En sus palabras

«Ayer entré con una ventaja de cinco carreras. Todos los equipos en Venezuela me conocen, soy un pitcher que viene a lanzar strikes, yo no vengo a huir», inició su confesión el buen Silvino, sin temor a penitencias. «El mánager (rival) Henry Blanco me conoce, los compañeros de Tiburones también. Yo solo busco ser agresivo (en la zona de strikes), ayer recibí cuatro o cinco hits en menos de 15 pitcheos. Dejé que aprovecharan, la presión era de ellos, no mía. Seguí atacando y hubo par de machucones, yo no controlo esas cosas», prosiguió, y con cada palabra parecía que se estaba quitando un peso de encima.

«El mánager y el pitching coach (Alguacil y Álvarez) me preguntaron si estaba cansado y debo admitir que sí me siento un poco fatigado. El Round Robin fue bastante largo, pero me preparé para esto. Les dije ‘tranquilos, que van a contar conmigo’ . Mira las oportunidades que te da Dios, hoy fueron solo cinco pitcheos, todos en strike y no me hicieron nada», terminó, y respiró profundo.

Entonces, ¿Cuál fue el ajuste que realizó?, porque algo tuvo que haber cambiado en el siempre mencionado, aunque pocas veces explicado «plan», de cada cada jugador. Pero recuerden, Silvino no cree en secretos, parece disfrutar cuando explica. Así que lo hizo una vez más ante la pregunta concisa de Zavarce.

«Ellos entraron agresivos ayer a atacar mi recta y yo les lancé al revés hoy. Comencé con mi cambio, con mi slider y ataqué con mi recta cuando sentía que debía hacerlo. Ellos me conocen, pero yo también los conozco bastante bien», sentenció.

Silvino, en números

Desde la campaña 2020-2021, cuando Silvino ganó el Cerrador del Año y fue electo como el Regreso del Año, nadie tiene más rescates que él en ronda eliminatoria, con 24. Además, entre los lanzadores que solo han actuado como apagafuegos y acumulan al menos 40 innings de labor en el lapso, tiene el mejor promedio de ponches por cada nueve entradas, con 10.37 y el mejor WHIP, con 0.90. Cada uno de estos resultados, de acuerdo al motor de búsqueda de PelotaBinaria.


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En lo que respecta a postemporadas, con 15 salvados en seis playoffs, hasta antes del tercer compromiso de la Gran Final 2022-2023, se ubica en el noveno lugar histórico en esas fases. De lograr uno más, igualaría a Richard Garcés y Ugueth Urbina, en el séptimo puesto. Y, por si fuera poco, también subiría de un golpe al tercer escalón entre los taponeros con mayor cantidad de cerrojos en series por el gallardete, con cuatro.

Por cierto, ¿saben cómo hizo para estar listo un día después luego de haber realizado esos eternos 29 envíos al plato la noche del 23 de enero en el Estadio Universitario? ¿No? Ah, no se preocupen. Él también lo cuenta.

«Llegué y me enfoqué en trabajar un poco en el gimnasio. Después, los trainers hicieron un excelente trabajo dándome masajes, atendiéndome para el juego». ¿Vieron? Todo parece sencillo cuando no hay misterios. Aunque sabemos que no lo es.

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