Los problemas que amargaron los últimos años a Salvador Pérez ya quedaron en el pasado. Su codo, al que se le practicó una operación Tommy John que lo sacó de toda la temporada de 2019, ya está fuerte y saludable. El COVID-19, que lo limitó durante el Spring Training de 2020, hace rato que lo superó y su visión, borrosa durante algún punto de las últimas campañas, está nítida. Todo está en regla.
Son noticias más que alentadoras para Pérez, quien iniciará una de las zafras más importantes de su carrera. Con 33 años de edad, el venezolano se encuentra en una posición en los Reales de Kansas City empezaron a disminuirle su tiempo de juego como catcher, seguramente, por la valoración que le da la sabermetría.
Pero para que eso suceda, tendrá que hacer las paces con el “nuevo beisbol”, ese método que se instauró en las Grandes Ligas y que es utilizado en demasía al momento de negociaciones contractuales, movimientos en el roster y el line up. De momento, Salvador Pérez y la analítica están enemistados.
Porque las estadísticas añejas vieron al receptor como uno de los beisbolistas más destacados de los últimos años. Desde 2015, entre los caretas, Pérez es primero en cuadrangulares (198), carreras remolcadas (580) y segundo en anotadas (427), pese a que se perdió toda una zafra (2019) por lesión. Además, cinco Guantes de Oro y cuatro Bates de Plata engordan su resumen curricular.

Sin embargo, la sabermetría lo ve diferente. Dentro del mismo periodo utilizado dentro de las métricas estándar entre los receptores, Salvador Pérez quedó ubicado séptimo en carreras creadas ponderadas ajustadas (102), ligeramente por encima del promedio que es 100.
En wOBA, una especie de promedio de embasado más detallado, fue ranqueado también de séptimo (.323) por debaje de peloteros como Robinson Chirinos (.326), Gary Sánchez (.330) y Yasmani Grandal (.337).
Por su parte, el WAR, guarismo usado por excelencia para determinar la valía total de un pelotero en la actualidad, envió al venezolano a la casilla 13 (8.4) entre colegas de su posición, detrás de Yan Gomes (8.5), Christian Vázquez (10.9), Mike Zunino (13.8) y Travis d’Arnaud (14.3).
Son dos ópticas alejadas y que solo pueden perjudicar a un pelotero que reúne argumentos numéricos para optar por un puesto en el Salón de la Fama. Sin embargo, si la sabermetría sigue imperando en la evaluación de los especialistas, Salvador Pérez se le podría complicar sus posibilidades de alcanzar la inmortalidad.
Embasarse más, la obligación de Salvador Pérez
Esa renuencia de la sabermetría por tener una mejor percepción sobre Salvador Pérez tiene un motivo claro: la poca habilidad que mostró para negociar boletos. De por vida, consiguió un boleto el 3.6%, por lo que su OBP vitalicio es de .301, lejos del .320 que la sabermetría consideraría promedio.
“Por ahora, no estoy tratando de ser demasiado agresivo”, comentó Pérez, que suele hacer swing a lo que pase cerca de la zona. “Todo el mundo sabe que no tomo muchos boletos, así que tal vez intente trabajar en eso, no hacer swing a envíos malos, ver los lanzamientos más, dejar que la pelota me llegue un poco. Solo necesito ver el pitcheo y golpearlo”.
Sin embargo, hacer ajustes dentro de su ofensiva también debería estar entre sus prioridades. Buscar más paciencia, detectar lanzamientos fuera de la zona de strikes y dejarlos pasar. Buscar más boletos que, quizás no sean tan divertidos como un cuadrangular, pero serán la clave para mejorar su OBP y mejorar su evaluación por la analítica.

Detrás del plato sucede algo similar. Ocho de sus últimas 20 apariciones en el line up de los Reales fueron como receptor, algo curioso en un pelotero que tiene cinco Guante de Oro, saludable y con los conocimientos suficientes para guiar al pitcheo de Kansas City.
De nuevo, existe una visión diametralmente opuesta entre la sabermetría y las estadísticas tradicionales. Pérez solo ha cometido un error en más de 600 episodios como catcher y, en un año en el que los corredores tienen más facilidades para hurtar almohadillas, el criollo atrapó a ocho corredores en intento de robo.
En cambio, los números modernos defienden que Salvador Pérez no es una buena opción detrás del plato, porque tiene saldo negativo (-5) enpitcheos malos convertidos en strikes, es promedio en bloqueo y sus lanzamientos a las bases promedian 80 millas por hora, por lo que está en el puesto 51 entre todos los caretas de las Grandes Ligas.
Es por eso que en Kansas City ven diferente a su capitán. También es la principal razón por la que el venezolano debería modificar su juego y hacerse amigo de la sabermetría, lo único que no le permite ganar adeptos y mejorar sus posibilidades de ser un inmortal.