Semblanza de Robinson Chirinos, un pelotero con determinación  

Carlos Valmore
Carlos Valmore
Robinson Chirinos / Foto: Fevebeisbol
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Ni se molesten buscando a Robinson Chirinos en el bando de los irresolutos. Lo hallarán encabezando la columna de los resueltos, de quienes afrontan, sin vacilaciones, las grandes decisiones.

Chirinos encaró, a los 14 años de edad, la disyuntiva que cambiaría su vida. Siendo adolescente tuvo responsabilidades de adulto: elegir entre estudiar bachillerato, y seguir a la manada, o abrazar la incierta carrera de pelotero, donde el fracaso acecha. A Chirinos le tomó menos 30 segundos escoger una senda que lo separaba de su casa, su familia, su pueblo. Una ruta que lo obligaría a dejar el mullido colchón de su hogar y a tener por techo la tribuna de un estadio. Y ni un atisbo de duda. A los 12 años, Robinson decretó que sería grandeliga y estaba dispuesto a todo con tal serlo.

“Mi papá me sentó una tarde en Puerto Cabello y me dijo: ´Robinson: nos ofrecieron una beca para que te entrenes aquí en la mañana y vayas al colegio en la tarde’. Mi respuesta fue rápida porque llevaba dos años preparándome para empezar a hacer realidad mi sueño”, contó Chirinos hace seis meses en el podcast El Infield.

“A los 14 años tuve que hacer el sacrificio de irme de mi casa y pasar un año durmiendo en un estadio en Puerto Cabello, distante de Punto Fijo, y luego mudarme a Morón con una familia que me ayudó mucho. Todos los días, durante otro año, salía de Morón a un cuarto para las cinco de la mañana y regresaba a las siete y media de la noche. Todo eso valió la pena”, siguió.

Robinson Chirinos cumplió sus sueños 

Logró el objetivo inicial: llamar la atención de una novena de las mayores, en este caso los Cachorros de Chicago. Corría el año 2000. Por aquel tiempo los oseznos se habían aliado con Caribes de Oriente y todos los peloteros criollos que firmaban con los plantígrados lo hacían también con Caribes para la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Lo que desconocían los Cubs era que el jovencito falconiano solo quería jugar en su país con la novena de la cual fue fanático desde niño: los Navegantes del Magallanes. Y demostraría hasta qué punto llegaba su determinación de ser un tripulante.  

“Tenía 16 años, pero le dije a Héctor Ortega, de los Cachorros, que no podía firmar con Caribes”, recordó Chirinos en El Infield. “Nada en contra de ellos, pero mi deseo era jugar con Magallanes. Héctor me dijo: ‘te va a costar mucho debutar allá, porque tienen muchas estrellas’. A lo que le contesté: ‘Héctor, así me tome diez años, ese es mi sueño y lo quiero cumplir. A los días firmé con ellos”. Se fue 22 años después con los honores correspondientes a un jugador franquicia. De nuevo, la resolución de Chirinos prevaleció. Hubiese sido más fácil dejarse llevar por la corriente, pero así no es Robinson Chirinos, a menos que le convenga.

Solo por ese motivo decidió acatar, con pleno convencimiento, su traslado a la receptoría, pese a que los Cachorros lo habían formado como infielder. Poner de su parte para migrar a una posición tan sacrificada fue otra demostración de la férrea voluntad del falconiano. Como catcher se impulsó hasta la Gran Carpa. Allá estuvo durante once temporadas y obtuvo la confianza de barones del beisbol como Justin Verlander. En su peregrinaje dio casi un centenar de jonrones arriba, manejó cuerpos monticulares élite y representó a Venezuela dos veces en el Clásico Mundial de Beisbol.

Robinson Chirinos ahora tomó la decisión más difícil para cualquier atleta: despedirse, asimilar que ya no hará lo único que hizo por tanto tiempo y le tocará aprender gracias nuevas. No le dio demasiadas vueltas. Pretendía jugar un año más en el Big Show, pero al ver que pasaban las semanas y nadie le ofrecía lo que buscaba cortó por lo sano. Y sanseacabó. Sin más dilaciones. Siempre fue un hombre decidido, al principio y al final de una carrera en la cual se ganó el respeto de compañeros, rivales, mánagers, coaches, gerentes, periodistas y fanáticos. Ese aplauso, esa aclamación unánime de tirios y troyanos, será su Salón de la Fama.      

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