La Copa del Mundo FIBA terminó con una selección que alzó el título por primera vez y con otras naciones que hicieron historia en la competencia y para sus países.
A continuación, repasamos los mejores momentos del Mundial:
La Copa del Mundo de las sorpresas
Antes de que iniciara el torneo, casi todos preveían a Estados Unidos en la final y a Canadá como el otro gran competidor por el título. También el primer plano estaba reservado para Eslovenia y Australia. Nada de esto ocurrió, por eso el baloncesto es tan hermoso.
Alemania y Serbia, dos equipos que no habían sido campeones del Mundial FIBA, disputaron la final mientras que el Team USA y Canadá jugaron por la medalla de bronce.
Eslovenia terminó séptimo con un Luka Doncic peleado con los árbitros y Australia no pasó de la segunda ronda.
Al mismo tiempo que pasó esto, Letonia culminó quinta del mundo y estuvo a segundos de llegar a la semifinal. Sudán del Sur, en su primer torneo internacional como nación, clasificó por África a los Juegos Olímpicos de París 2024. Además, Japón tuvo su mejor actuación en su historia y obtuvo también boleto directo a París 2024.
La redención de Dillon Brooks y Dennis Schroeder
Dillon Brooks y Dennis Schroeder llegaron a la Copa del Mundo FIBA resistidos por el público. El canadiense venía de ser el hazmerreír de toda la NBA luego de su mala actuación frente a los Lakers y Schroeder bajó de la selección alemana a Maxi Kleber en una declaración que pareció encender la guerra interna.
No obstante, junto a Shai Gilgeous-Alexander, Brooks fue de lo más destacado de una selección de Canadá que logró sus dos objetivos mundialistas: Juegos Olímpicos y medalla.
Asimismo, Dennis Schroeder terminó siendo el líder ofensivo y espiritual de una Alemania campeona de la Copa del Mundo FIBA. A su vez, se llevó el premio MVP del torneo y supo reponerse a una de sus peores actuaciones individuales ante Letonia, que puso en riesgo la estadía de los teutones en la justa mundialista.


Récord de asistencia en un partido de la Copa del Mundo FIBA
El duelo entre Filipinas y República Dominicana en el día inaugural de la Copa del Mundo FIBA registró la cifra más alta de asistentes a un recinto para los torneos mundialistas en la historia: 38.115 personas en el Philippine Arena.

Con este número, se batió el pasado hito de 32.616 espectadores que asistieron a la final del Mundial de 1994, en el SkyDome de Toronto.
De desconocidos a aclamados
Artūrs Žagars, base de Letonia, llegó a la cita mundialista como un jugador del equipo que quedó octavo en la liga de Lituania. En otras palabras, él era un auténtico desconocido. Con el paso de los juegos y su demostración de calidad, ahora se convirtió en uno de los bases más deseados de toda Europa.

Lo más increíble de esta historia es que el letón disputó la Copa del Mundo FIBA sin contrato con ninguna organización. Sensacional.
Algo similar ocurrió con Xavier Cooks, un integrante sin mucho renombre en la plantilla de Australia. Sin embargo, junto a Josh Giddey, terminó siendo una de las figuras de los oceánicos al promediar doble – doble en sus cinco juegos.

Entrenadores viejos, pero no oxidados
Basados en la tendencia de apostar por nuevos medios y, por ende, nuevas personas, ver entrenadores mayores de cierta edad resulta extraño. Incluso, pueden llegar a ser tachados de “obsoletos” o “poco actualizados”.
Sin embargo, en un nuevo capítulo más del hermoso baloncesto, la final de la Copa del Mundo FIBA fue disputada por selecciones dirigidas por Gordon Herbert y Svetislav Pesic, de 64 y 74 años, respectivamente.
Y no solo llegaron a esa instancia, sino que sus equipos rozaron el punto máximo de buen juego, sacando de la cancha en muchas ocasiones a rivales que tenían material para llegar más lejos (Estados Unidos, Canadá, Lituania, República Dominicana, Australia, Eslovenia).
La edad no es sinónimo de retiro, los finalistas de la Copa del Mundo FIBA son ejemplo de ello.

