Si en una misma oración está el Real Madrid y una final europea, es muy poco probable que el conjunto merengue no la gane. Sea el deporte que sea, los blancos tienen ese toque mágico que solo los elegidos llegan a tener. En este caso, no es un jugador, sino todo un club.
La final de la Euroliga no fue la excepción. Sergio Llull se encargó de encestar la pelota que los llevó a la victoria por onceava vez en la competición continental luego de un juego apasionante para todo aquel que ame el baloncesto.
Primero, el Real Madrid eliminó al Partizán después de aquella trifulca que escandalizó a más de uno. Fueron a Belgrado (Serbia) con la serie 0 -2, ganaron en aquellos territorios y regresaron al WiZink Center para dar el golpe final.
Posteriormente, el Final Four los puso frente a su clásico rival: FC Barcelona. Los dirigidos por Chus Mateo no eran los favoritos a ganar el duelo. De hecho, en el inicio del partido fueron arrasados por el conjunto blaugrana.
Sin embargo, volvemos al toque mágico, tuvieron un tercer cuarto de ensueño en el que no solo remontaron, también golpearon el estado anímico de su rival. Además, en el último cuarto contaron con nueve puntos consecutivos de Sergio “Chacho” Rodríguez que terminaron de sentenciar el partido cuando restaban tres minutos en el reloj.
El encuentro de la final no fue distinto a lo mostrado por el Real Madrid a lo largo de la competición. Olympiakos les pasó por encima, pero la victoria se la llevaron los merengues. ¿Cómo se explica eso? Solo el toque mágico de los elegidos puede hacerlo.
Dominar los escenarios by Real Madrid
Sergio Llull es campeón del mundo con España, campeón de Europa en clubes y selección, medallista olímpico y un histórico del baloncesto español. Antes de tomar el tiro decisivo, no había anotado puntos en todo el juego. En otras palabras, el entrenador decidió dibujar una jugada para alguien que no era su mejor elemento (en puntos) en cancha.
Llull era el elegido. Así la hubiera fallado, la decisión era la correcta. Quién sino él para tomar ese tiro. La estrategia funcionó y hoy el Real Madrid celebra su Euroliga número 11.
Algo similar ocurrió ante el Barcelona. El juego no era fluido en ofensiva, las mejores armas en ataque no estaban viviendo sus mejores minutos. ¿Cómo lo resolvieron? Ingresó “Chacho” Rodríguez, manejó el tiempo con su estilo y, a medida que le negaban darle la pelota a Walter Tavares en la pintura, él fue agarrando ritmo y encestando balones. ¿Resultado? Barcelona a su casa, Madrid a la final.
Dominar escenarios no es para todos, pero el Real Madrid lo hace y muy bien. No eran los favoritos al título y ahora lo tienen en sus vitrinas. Estuvieron 0 – 2 abajo y nunca sintieron temor. ¿Por qué? Por ese toque mágico que nadie puede explicar, pero el Madrid sabe tener.