Cuatro letras que transportan a cualquier fanático del fútbol a un jugador legendario: Pelé. Su legado trasciende el tiempo. “Hoy los jugadores mandan besitos a las cámaras y aparecen en el mundo entero. En mi época, teníamos que ir a todos los países para ser conocidos. Sólo me faltó jugar en la Luna para conquistar la fama”, llegó a decir el astro brasileño. Con Santos recorrió el globo terráqueo y a través del televisor se ganó el corazón del planeta.
Su llegada a los Estados Unidos se da luego de que Henry Kissinger, aficionado al soccer lo convenciera de jugar en el New York Cosmos. Nunca abandonó Brasil para jugar en Europa, pero en el cierre de su carrera sí lo hizo en la tierra del Tío Sam. Dos años estuvo Pelé en la Gran Manzana, hasta que se retiró en 1977. Su misión fue hacer popular el balompié en país más devoto por el football americano, béisbol y baloncesto. Ahí «O Rei» tuvo encuentros con personalidades importantes como el boxeador Muhammad Ali. Incluso apareció hasta en películas y comerciales.

Pelé como un ícono Pop
Sus encuentros no solo fueron con otras figuras del deporte sino de otros ámbitos. Frank Sinatra, la reina Isabel II, Andy Warhol, entre otros. El famoso artista pop había predicho gloria instantánea para todos los mortales durante 15 segundos, llegó a decir: “Pelé será famoso durante 15 siglos”. Ese era su nivel de trascendencia fuera de los terrenos de juego, con personas que no tenían nada que ver con el balón y los goles.

En el año 2000 recibió el primer premio Laureus de las manos de Nelson Mandela. El fútbol de «O Rei» fue tan trascendente que generó un alto al fuego en la guerra de Biafra, Nigeria, cuando su Santos fue a jugar un amistoso en 1969. Es que el Peixe se transformó en un fenómeno de masas, en especial, el Ballet Blanco: Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe, de finales de la década de los 50.
También fue una inspiración para muchas personas de raza negra. “Esa proyección internacional de Brasil a través de Pelé dialoga con lo que el resto del mundo quería ver convertido en realidad porque en EE UU la discusión aún era sobre los derechos civiles de los negros”, detalló la historiadora Mendes, en una nota de El País de España. Ese: «Si el pudo, yo también». Fue una de los tantos goles de Pelé fuera del campo.
Resistido por una parte de Brasil
Nadie es profeta en su tierra y «O Rei» Pelé no escapa de esa realidad. Un maestro del Bossa Nova como Tom Jobim llegó a decir: “Pelé es una unanimidad mundial menos en Brasil. Aquí él no es bueno”. El artista reflexionaba: “El éxito en Brasil es una ofensa personal”. Muchos le criticaron al delantero que fuera más como Michael Jordan y no como Muhammad Ali, en temas sociales.
«Incluso en el lecho del hospital, O Rei era pisoteado en las redes sociales. La mayoría de sus detractores recordaba que rechazó la paternidad de su hija, Sandra Regina Machado, en 1991; otros recordaban sus desafortunadas frases políticas: ‘El pueblo brasileño no está listo para votar’, dijo en la década de 1970, en plena dictadura; y también hubo quien lo criticó por su ausencia en la lucha antirracista», escribió el reconocido columnista Xico Sá, en El País.
El redactor añadió: «Marcado de forma implacable dentro del campo, ya fuera por el defensa de los trópicos Waldemar Carabina (del Palmeiras de São Paulo) o por Bobby Moore (selección de Inglaterra), Pelé no imaginaba que, muchas veces, su mayor adversario histórico sería el brasileño medio (de la taberna de la esquina o de las redes sociales) que ama odiarlo». Aunque el delantero siempre recordaba su encuentro con el obispo surafricano Desmond Tutu. “Apretó mi mano y me dijo que había hecho mucho por la raza negra”, aseveró.