La tecnología y la televisión han hecho que se pierdan las revelaciones en la Copas del Mundo. Azzedine Ounahi contradijo eso. Cuando parecía imposible que en la era del big data hubiese un desconocido, el «8» de Marruecos emergió de la nada y lideró su equipo a semifinales. Nadie los esperaba al estar en un Angers en puestos de descenso en la Ligue 1.
«Lo que me ha pasado es increíble. Hace un año estaba jugando en Tercera división francesa. Nunca imaginé que ahora estaría jugando un Mundial», confesó el volante a FIFA. El protagonista del cuento de hadas de Marruecos, que se medirá Francia el miércoles (3:00 PM). No solo se transformaron en el primer equipo árabe en cuartos de final de una Copa del Mundo, sino en el primer representante de África en una semifinal.
La vida de este joven mediocampista de 22 años dio un vuelco en este mes en Qatar. «Tienen que reelaborar sus cabezas, el físico, el ambiente… Todo ha cambiado para ellos», expresó Said Chabane, presidente del Angers, en la radio francesa. El directivo agregó :»La vuelta va a ser complicada. Cuando has vivido un evento así, cuando vas a las semifinales del Mundial, cuando vuelves ya no eres el mismo», señaló.
La banda de Ounahi
La posición de Ounahi, en teoría era de Amine Harit, habilidoso volante del volante de Olympique de Marsella. Pero un fuerte lesión de rodilla lo dejó sin poder ir a Qatar. Ahí emergió la figura de la revelación de este Mundial que dejó boquiabierto a Luis Enrique. «Me ha sorprendido gratamente el número 8. No recuerdo su nombre, lo siento. ¡De dónde ha salido ese muchacho!», soltó el exseleccionador de España, que lo sufrió en octavos.
Por biotipo no es un jugador que impresione a primera vista. «Cuando lo miras físicamente, te dices que no va a llegar muy lejos, pero corre mucho, tiene un toque de balón excepcional y una buena visión de juego», aseveró Chabane. El mismo Ounahi reconoció como su estructura muscular lo ha llevado a hacer un juego exquisito más que de choque.
«En mi barrio eran todos más altos que yo, así que tenía que ser más técnico que el resto. Trato de evitar el cuerpo a cuerpo porque casi todos los jugadores son más fuertes que yo. Procuro jugar rápido: tocar y moverme», confesó Ounahi para ‘Ouest-France’. A su toque exquisito se le suma la capacidad de repetir esfuerzos y acumular muchos kilómetros (12-13 por cotejo). Siempre compensa en la banda derecha a Hakim Ziyech y las subidas de Achraf Hakimi, aparte de potenciarlos.
La Academia de Marruecos
En Marruecos y en gran parte de África aún se mantiene ese fútbol de calle, que es el semillero de los habilidosos. Sin embargo, no todo es empírico porque también la Federación marroquí apostó por la Academia Mohamed VI. De ese proyector salió Ounahi, pero también el goleador Youssef En-Nesyri y a su mejor central en la copa, Nayef Aguerd.
«Fue el primer jugador que me llamó la atención. Me recordaba a Mahrez. Sé que su posición es distinta, pero tenían una morfología similar y las mismas cualidades: buena técnica, físico atlético y una gran capacidad para superar rivales», así lo definió Johann Louvel, que lo entrenó en la academia, a Ounahi. Un volante que debutó este año contra la República Democrática del Congo. Solo en Marruecos le tenían fe y ahora todo el planeta futbolero se sabe su nombre.