El orden defensivo es innegociable en la Vinotinto de Batista

Victor Gómez
Victor Gómez
Un gol en contra en 180 minutos fue fundamental / Cortesía Yonny del Rosario
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La primera gran prueba de fuego de la Vinotinto de Batista terminó con un saldo más que positivo (victoria en casa 1-0 y derrota de visitante 1-0) en aspectos que históricamente le han costado caro al combinado venezolano a lo largo de la historia. Los 90 minutos de Maturín con la valla en cero y apenas un gol encajado en los 180 minutos, hablan por si solos.

El fútbol tiene muchas variables, pero al final lo que suma para clasificar a un Mundial son los puntos, juegues bien, regular o mal. Allí es donde Fernando Batista comenzó con buen pie. Ganar en casa frente a un rival que a lo largo de la Eliminatorial a 2026 será directo, le añade un valor agregado a la victoria frente a Paraguay.

«Sin duda si te haces fuerte de local, con la calidad de nuestros delanteros, te permitirá sumar victorias. En Colombia se nos termina yendo en el inicio del segundo tiempo, pero lo trabajamos bien durante el juego. Creo que hicimos dos partidos sólidos defenivamente y es un punto importante que nos va a permitir seguir sumando», detalló el guardameta Rafael Romo.

Aunque la fortaleza en el fondo mostrada en los 180 minutos son el fiel reflejo de lo que busca la Vinotinto de Batista, por encima de todo está el orden y la solidez defensiva, de ahí parte todo el andamiaje y está bien claro en una selección que históricamente le ha costado mantener su valla en cero.


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No estamos diciendo que Batista es un técnico que sea defensivo ni mucho menos, sino que le hace entender a sus jugadores que si cumplen tácticamente el plan inicial, con coberturas por los costados, salidas largas de su portero, sin juego asociativo en zonas de riesgo, va a traer oportunidades para buscar la victoria, como sucedió ante la albirroja.

Los otros pilares de la Vinotinto de Batista

La solidez de esta nueva etapa de la Vinotinto de Batista no solamente es defensiva. El grupo de futbolistas es armónico y sin fisuras, una concentración vital para enfrentar una Eliminatoria tan larga y con tantos altibajos.

La Vinotinto de Batista apuesta por un grupo cohesionado, que entienda las situaciones que deba enfrentar y con la madurez necesaria para asimilar cuándo un futbolista debe ser titular, suplente o ir a la tribuna. El interés grupal por encima del individual.

En Barranquilla se quedaron fuera de la convocatoria Jon Aramburu, Mikel Villanueva Miguel Navarro, Eduard Bello y Sergio Córdova. En Maturín fueron a la tribuna: nuevamente Villanueva, Roberto Rosales, Luis Mago, Junior Moreno y Alejandro Marqués, sumado a la lesión de Jesús Bueno, que no pudo ser llamado en ninguno de los dos compromisos.

«Esto es un grupo, todos tienen que estar preparados, en algún momento les toca. Se los digo constantemente, tiene que haber una sana competencia, son 18 partidos para lograr un objetivo. Van a haber muchos cambios, distintos sistemas, hay que pensar en el grupo y no individualmente, si lo hacemos así podemos ir por buen camino», soltó Batista en zona mixta a Sello Deportivo.

Navarro hizo un partido para enmarcar por la banda

El talón de aquiles de la selección venezolana siempre ha sido el lateral izquierdo. Cada uno de los distintos seleccionadores ha probado diversas alternativas, pero desde Gabriel Cichero no hay un dueño de la posición, como lo fueron Jorge «Zurdo» Rojas o Jonay Hernández.

Noel Sanvicente, Rafael Dudamel, José Peseiro, Leo González y José Pekerman probaron con diversos elementos, naturales de perfil zurdo como: Fernando Amorebieta, José Hernández, Daniel Carrillo, Oscar González, Mikel Villanueva, Luis Mago, Bernardo Añor, Rubert Quijada, Christian Makoun, José Luis Marrufo y Yohan Cumana; o a pierna cambiada como Rolf Feltscher, Roberto Rosales, Alexander González y Ronald Hernández. Ninguno ha podido afianzarse.


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En Maturín, contra Paraguay, fue el turno de Miguel Navarro. El zuliano, llamado a ser el dueño de la posición desde su actuación en el Sudamericano sub-20 de 2019 en Chile, se ganó a pulso unos cuantos litros de gasolina para afianzarse en la posición a base de orden, timing e inteligencia, otro gran acierto de la Vinotinto de Batista.

Navarro supo cuando hacer el relevo, cuando salir en corto o en largo, cuando anticipar y no se complicó en ninguna de las facetas del juego, atacó y defendió con el mismo temple que le pedía el partido. Además de controlar al mejor jugador de Paraguay: Miguel Almirón.

«Esto se lo debo a la confianza que me dan mis compañeros, sobre todo cuando toca atacar. Este camino es muy largo, hay que seguir trabajando y aprovechando las oportunidades», afirmó el futbolista de Chicago Fire en la MLS.

Falta chispa en el último cuarto de cancha

La tarea pendiente de la Vinotinto de Batista es la generación de juego ofensivo. Contra Colombia el planteamiento no invitaba a atacar con si lo fue ante Paraguay. El estratega nacional pasó de un 4-3-3 a un 4-4-2, con interpretes diferentes.

Sin embargo, al conjunto venezolano le falta ese último pase gol a los delanteros. Ante la albirroja, Salomón Rondón amplió a 40 su récord como goleador histórico, pero la rotación en el último cuarto de cancha para la Vinotinto de Batista se mantendrá dependiendo del rival o de la solvencia de los volantes ofensivos.

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