Ohtani de cerca, Ohtani de lejos

Carlos Valmore
Carlos Valmore
Shohei Ohtani lució con 10 ponches en el Opening Day 2023 / Foto: @AngelsBeisbol
0
(0)

Este jueves 30 de marzo, día inaugural de las Grandes Ligas en su capítulo correspondiente a 2023, nos asomamos al televisor para ver de lejos a Shohei Ohtani, el modelo híbrido japonés quien lanzaba y hacía swing en Oakland, a miles de kilómetros de Caracas. Haberlo seguido de cerca durante el Clásico Mundial de Beisbol con la selección japonesa y luego estudiarlo a la distancia como as de los Angelinos de Los Ángeles nos ofreció un marco para distinguir en él una dualidad distinta a la de su desdoble como pitcher y toletero.

Esta vez pudimos percibir más detalladamente su capacidad para administrarse cuando es necesario y emplearse a fondo si hace falta.

El Ohtani ciclónico del Clásico exprimió sus dones y se acercó hasta el límite de sus fuerzas. Consciente de la naturaleza vertiginosa del torneo, no se guardó nada para después. Se brindó por entero a la causa del Japón. Cuando abrió el partido de cuartos de final contra Italia lanzó la recta más veloz de su carrera: 102 millas por hora. Durante la final contra Estados Unidos se embasó por infieldhit luego de un sprint de corredor de cien metros planos. Y luego coronó al venir como cerrador, por primera vez en su ciclo como profesional, y disparar rayos de tres dígitos a pesar del ajetreo previo de preparar un turno y, simultáneamente, calentar como monticulista.

En el Clásico, vimos un Ohtani pródigo. Estuvo dispuesto a quemar sus reservas y su abnegación tuvo recompensa: campeón mundial y Jugador Más Valioso.


Lee también: Shohei Ohtani, el planeta a los pies del MVP del Clásico


El Ohtani del Opening Day fue más calculador. Frente a los Atléticos de Oakland rara vez subió las revoluciones hasta las tres cifras. Echó mano de su extenso arsenal a sabiendas de que se avecinan seis meses de temporada y le toca economizar energías para aguantar hasta el final el trote de su doble rol. Sin aspavientos, tiró seis innings en blanco, con diez ponches, y despachó un incogible.

El Ohtani del Clásico enseñó una personalidad desconocida hasta entonces. Nadie sabía de la existencia de ese Shohei eufórico, sanguíneo, desbocado. Tampoco del Ohtani desafiante que convirtió una práctica de bateo en derbi de jonrones para “enviar un mensaje” a los mexicanos; y menos del Ohtani irreverente y locuaz que invitó a sus compañeros a “dejar de admirar, así sea por un día”, a las estrellas de la novena estadounidense. “Hemos venido aquí a vencerlos y solo así los derrotaremos”, dijo en su arenga previa al desafío definitorio contra el Tío Sam en Miami.

Ohtani pareció gozar su condición de vedette. El ejemplar anfibio Made in Japan acostumbra ensayar su swing puertas adentro. En el Clásico decidió hacerlo en la jaula, frente a todos, para amedrentar a los oponentes. Y seguro lo logró. Comenzaba su rutina con tres toques de bola y de pronto empezaban las deflagraciones en las profundidades del loanDepot Park. Tablazos a la última fila de la bandeja más alta detrás del rightfield. Leñazos que estremecían la pizarra que colgaba del jardín central. Las conexiones largas de los demás lucían como globitos al cuadro delante de los imperiales bazucazos de Ohtani.   

Este jueves, en cambio, volvió el Ohtani apacible, casi introvertido, de las Grandes Ligas. Regresó el compañero de Mike Trout, no el que lo ponchó con una slider cruel para darle al Clásico un final cinematográfico.

La durabilidad de Ohtani dependerá de su dosificación. La autorregulación es esencial si pretende sostener su guerra de dos frentes. El Ohtani tromba del Clásico aparecerá cada tres años. El resto del tiempo funcionará la eficiente máquina que lanza y batea a cien millas por hora, para asombro del mundo occidental.  

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuar!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este contenido.

Share This Article