Solo existen dos dudas posibles con respecto al Novato del Año de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional en su apartado 2022-2023: 1): si Freddy Fermín lo ganará por unanimidad. 2): quiénes serán sus pajes. Lo demás está escrito, bateado y quechado.
Un catcher que, iniciándose en el circuito, juega de principio a fin, conecta sobre .400, queda campeón bate y además enjaula a 64% de los asaltantes de bases es Novato del Año por definición. Todo eso lo hizo Freddy Fermín con los Leones del Caracas.
Eso y más.
El OPS es una estadística que busca identificar a los toleteros con mayor variedad de armamentos para destruir al pitcheo enemigo. Un OPS alto deriva de la capacidad de combinar fuerza, contacto y disciplina en el home, el trípode sobre el cual se sostienen los artilleros virtuosos y que resulta de sumar porcentaje de embasado más slugging. En ese renglón, Fermín quedó segundo con 1.048. Solo el mantuanaje alcanza la cota 1.000 en este apartado estadístico.
El portal pelotabinaria.com.ve contabiliza en la LVBP las carreras creadas, un concepto con el cual se pretende establecer cuál fue la contribución específica del pelotero a la generación de carreras de su equipo. En esa columna, el guayanés de 27 años de edad quedó tercero durante la fase regular, con 45,3. Su porcentaje de embasado ponderado o WOBA (que asigna valores distintos a las diferentes formas de embasarse para que hacerlo por jonrón no pese igual que anidar en las almohadillas por boleto o sencillo) fue inmenso: .459.

Fermín marcó un hito en la Liga: nunca antes un jugador que haya disputado la mayoría de sus partidos como receptor había ganado el título de bateo. Lo conquistó con promedio de .404. Solo seis antes de él dominaron la estadística con average de .400 o más.
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La receptoría es la posición más demandante del beisbol. Toma mucho trabajo y sacrificio ser buen catcher. A los enmascarados les queda menos tiempo que a los demás para perfeccionar su ofensiva. Por eso un careta que le pegue bien a la bola es un ser mitológico. Fermín es mucho más que alguien acuclillado durante más de tres horas, lo cual, de suyo, es bastante. El grandeliga bolivarense de los Reales de Kansas City reúne las tres bondades que caracterizan a los grandes de su gremio: buen brazo, destreza con la mascota y sabiduría para conducir a los pitchers.
Fermín eliminó a casi dos tercios de quienes pretendieron robarle bases. “¡No le corran a Freddy Fermín!”, colgaban en las redes del Caracas cada vez que un pillo caía fulminado. Solo incurrió en tres errores y un pasbol durante 252 lances.
Por todas estas razones, Fermín debería ser el séptimo catcher en ganar el Novato del Año en la LVBP. Lo que hizo merece un triunfo por unanimidad, pero cada cabeza es un mundo. Lo sabremos cuando Numeritos Gerencia Deportiva contabilice las boletas.

La discusión más entretenida gira en torno a sus lugartenientes. ¿Quiénes deben ocupar la segunda y tercera plaza?
En la planilla de este elector, el voto para el segundo lugar fue dirigido al cerrador del Caracas Anthony Castro. ¿!Cómo!? ¿¡Otro caraquista!?? Aquí lo que importan son los números, no el uniforme.
La fórmula a partir de la cual se obtiene al Cerrador del Año proclama ganador a Castro por sus trece salvados, cuatro triunfos y apenas un rescate frustrado en 22 presentaciones. Desde que se comenzó a entregar el reconocimiento, en la zafra 1985-1986, ningún principiante había ganado ni el Relevista ni el Cerrador del Año. Así que la cosecha de Castro rompió esquemas en la LVBP.
La efectividad del escopetero caraqueño de 27 años de edad, si bien quedó alta para un taponero (3.54), fue artificialmente inflada por la salida del 29 de noviembre contra los Tigres de Aragua. Ese día le hicieron cuatro limpias, la mitad del total recibido por el diestro durante todo el certamen.
Habrá quien diga que un jugador de 27 años, quien además ya estuvo en un circuito superior como las Grandes Ligas, no debería ser considerado novato. Según los parámetros de Numeritos Gerencia Deportiva tanto Fermín como Castro son reclutas. Lo son porque no es la edad, sino la inexperiencia, la que define la novatada. Fermín nunca había jugado aquí y Castro había lanzado un solo inning. A efectos de estas distinciones, la LVBP es la medida de todas las cosas, lo cual hace irrelevante si el aspirante ya estuvo en las mayores. Precedentes existen, y más de uno.

Para la tercera casilla era tentador el caso del campocorto del Caracas Lenyn Sosa. “Este no ve más allá del Caracas”, replicará algún pesado, sin reparar en que el grandeliga de los Medias Blancas de Chicago fue el torpedero titular de los melenudos y en 151 turnos tuvo promedio de .272. No obstante, el hecho de haberse perdido casi todo el último mes de calendario forzó a buscar otras alternativas. Apareció, así, Robinson Hernández, de los Tiburones de La Guaira.
Como relevista, Hernández se echó encima 26.1 innings, a lo largo de los cuales paró su efectividad en 2.39 y su WHIP en 1.03. Siendo un aprendiz recibió enormes responsabilidades y respondió a la altura. Otro caraquista, Ricardo Rodríguez, bien pudo quedarse con esa tercera escogencia. Se priorizó a Hernández para el tercer lugar del Novato del Año por la dependencia que tuvo La Guaira de un brazo como el suyo, sin conocimiento previo de la liga.