La NFL ha estado en el ojo del huracán en la última década por él, delicado, tema de las contusiones cerebrales. Y es que el fútbol americano por su fiereza termina con muchos golpes a la cabeza que pueden afectar el cerebro de sus jugadores, en especial luego del retiro.
El jueves, en el encuentro entre Miami Dolphins y Cincinnati Bengals se vivieron momentos de terror cuando el mariscal de campo del equipo floridano fu sacudido por el defensa Josh Tupou y terminó con un movimiento involuntario de sus dedos (contraídos de una manera terrorífica) mientras yacía tumbado en la grama y con sus compañeros al borde del llanto.
Tagovailoa, uno de los jugadores con mayor poryección dentro de la NFL y que estaba invicto esta temporada en cuatro partidos, salió en camilla y aunque en el hospital está consciente, no por eso está fuera de peligro.
La lesión de Tagovailoa no comenzó el jueves, si no el domingo. El mariscal sufrió un golpe en la cervical y claramente se observó como tambaleó al levantarse. Su equipo lo achacó a una lesión de espalda, pero la realidad es que sufrió un latigazo y una contusión cerebral. En menos de una semana tuvo otra y ahora su carrera pende de un hilo.
Una epidemia en la NFL
La NFL trata todos los años de mejorar sus protocolos sobre este tipo de lesiones y es que en los últimos años los suicidios por parte de jugadores que han sufrido contusiones aumentó de manera exponencial.
Son más de 20 casos de suicidios, asesinatos, demencia, Alzheimer y otras situaciones derivadas de las conmociones cerebrales.
En el caso de Tua Tagovailoa, el exceso de rudeza por parte del defensivo fue notable, en una captura de rutina, Tupou prefirió cerciorarse y lo lanzó como si se tratará de un saco lleno de cualquier tubérculo que exista.
Quedará por parte de la liga deportiva más importante del mundo tratar el caso y afinar aún más los protocolos que siempre los sumergen en el ojo del huracán.