Michael Lorenzen: Un no hitter con alma de skater

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Foto: @Phillies
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A simple vista, Michael Lorenzen se asemeja a un personaje del Tony Hawk’s Pro Skater, el mítico videojuego de patinetas que marcó a toda una generación de gamers. No muchas personas pudieran adivinar que se trata de un lanzador de Grandes Ligas, ni mucho menos que fue el autor de un juego sin hit ni carreras, pero esa es su identidad real.

El derecho de 31 años de edad completó el no hitter número 14 en la historia de los Filis de Filadelfia, la noche del miércoles, en el triunfo 7-0 frente a los Nacionales de Washington en el Citizens Bank Park. Para mayor epicidad, lo hizo en apenas su primera apertura como local, tras llegar en cambio desde los Tigres de Detroit, el 31 de julio.

«Esto es por lo que he trabajado. Este es un sueño hecho realidad. Voy camino al montículo para la novena entrada y no me han dado hits. Estoy en una ciudad como Filadelfia y la afición se está volviendo loca», relató Lorenzen a MLB.com tras el compromiso, que contó con 30 mil 406 asistentes. «No puedo escuchar el PitchCom, a pesar de que está en su nivel más alto. Esa emotividad antes del noveno capítulo le dio a mi cuerpo el impulso que necesitaba. Fue el momento más genial de mi carrera en el beisbol».

Tuvo que emplearse a fondo para lograr el mejor truco de su travesía. Necesitó de 124 lanzamientos, 17 más que el tope registrado en cualquier salida de su trayectoria ligamayorista, pero funcionó. Ponchó a cinco rivales y otorgó cuatro boletos para convertirse en el primer serpentinero cuáquero en alcanzar la hazaña desde Cole Hamels (2015), y el primero en casa, desde el recordado de Roy Halladay (2010) en postemporada.


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El peculiar calzado de Michael Lorenzen, directo a Cooperstown

Nativo del sur de California, el diestro rinde honor a sus orígenes usando en cada presentación unos spikes Vans. Un estilo de calzado común en la cultura skater, pero inusual en la Gran Carpa, tanto así, que será el primero de estas características en ser exhibido en el Salón de la Fama de Cooperstown.

«Tengo que conseguir un nuevo par seguro», mencionó Michael Lorenzen tras entregar sus distintivas zapatillas . «Quiero decir, esos son mi único par. Tenemos que hacer otro par lo antes posible».

Para el nativo de Anaheim, esa preocupación tan sólo es una nimiedad en mitad de su esperado éxtasis. Con el apoyo desde la tribuna de su madre, esposa y su pequeña hija de nueve meses, pudo ser tan feliz como nunca lo había sido.

«Este deporte me ha golpeado en la cara muchas veces”, dijo Lorenzen sobre el beisbol, aunque el primer impulso sea pensar en el skate. «Esta es mi novena temporada, y todavía debo tener un año por el que esté contento. Sólo tengo que confiar en el trabajo que he realizado y confiar y esperar que valdrá la pena en algún momento. Ha sido un buen año».

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