Martín Pérez pisó el freno a tiempo rumbo a otra brillante salida

Andres Espinoza
Andres Espinoza
The Associated Press
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La preocupación que pudo tener la fanaticada de los Rangers de Texas después de que Martín Pérez registrara un par de aperturas consecutivas con desempeños por debajo de lo esperado, parecía desaparecer luego de que el zurdo dominara a los Rockies de Colorado en su salida del pasado 19 de mayo; sin embargo, durante el segundo episodio del compromiso de este miércoles, el venezolano se metió en aprietos que por momentos encendieron las alarmas mentales de la afición nuevamente.

Pérez, de 32 años de edad, permitió un boleto y tres sencillos en el segundo capítulo ante los Piratas de Pittsburgh, lo que forzó a que el coach de pitcheo de los texanos, Mike Maddux, tuviera que visitarlo en el montículo. Para ese momento, la ventaja de tres carreras que tenían los Rangers se había reducido a una y la preocupación porque el siniestro registrara su aparición más corta de la presente campaña se hizo presente.

Pero tras la visita de Maddux, el nativo de Guanare logró tomar un segundo aire, tal como suelen hacer los lanzadores que lideran rotaciones. Después de colocarse arriba en la cuenta con su cambio de velocidad ante el noveno bateador de los bucaneros, Chris Owings, Pérez lanzó un sinker que hizo que el paleador conectara un rodado para dobleplay.

Regresó su mejor amigo

La capacidad de recuperación que mostró el veterano serpentinero no fue lo único que generó alivio en el dugout de los Rangers, sino también la forma en la que lo consiguió. Pérez nunca ha sido un lanzador reconocido por tener un repertorio impresionante y que tenga la habilidad de ponchar a los bateadores rivales con bolas rápidas que estén cerca de los triples dígitos en la pistola. En su lugar, cuando las cosas están marchando mejor para el criollo, es cuando genera conexiones para dobleplays con frecuencia.

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Además de esa doblematanza en el segundo acto, Pérez también tuvo la capacidad de generar otra un inning más tarde. El oriundo del estado Portuguesa, que estuvo igualado en la segunda posición de toda la Liga Americana el año pasado en dobleplays generados, también forzó otro roletazo para sacar un par de outs después de otorgarle un boleto a Bryan Reynolds con un out en la pizarra en el tercer acto.

«Estuve un poco apresurado con mi mecánica«, admitió el escopetero, en declaraciones recogidas por The Dallas Morning News. «Y estaba muy apresurado entre cada pitcheo. Pero nunca perdí la cabeza. Logré componerme. Esa fue la clave del juego para mí», añadió.

¿Comienzo de una gran racha?

Al final, por segunda apertura corrida, Pérez logró completar siete entradas de labor, en esta ocasión con dos carreras permitidas, seis hits recibidos, dos pasaportes entregados y tres ponches propinados. Es una gran señal para Texas, pues si bien el estelar brazo había lanzado bastante bien antes de sus dos presentaciones entre el 7 y 12 de mayo, en ninguna de ellas había logrado superar los 6 capítulos y un tercio sobre el ruedo.

Luego del tercer inning ante los Piratas, el venezolano permitió que un corredor se embasara por episodio, pero nunca se metió en problemas reales. Cuando fue removido del encuentro tras el séptimo episodio, Pérez había realizado un total de 95 pitcheos, la tercera mayor cantidad de envíos que ha hecho en una misma presentación este año, luego de los 104 de su salida previa ante los Rockies y de los 98 que realizó en su primera aparición de 2023 contra los Filis.

Como líderes actuales de la división Oeste del joven circuito, no hay muchos motivos de preocupación para los Rangers por el momento; pero tras observar a Pérez recuperar a su mejor amigo – el dobleplay – y reponerse de la manera en que lo hizo el miércoles, si existe algún motivo de alarma para el combinado texano, no tiene nada que ver con su estelar lanzador zurdo.

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