Marco Scutaro recibió una cálida bienvenida en la delegación venezolana que va al Clásico

Carlos Valmore
Carlos Valmore
Marco Scutaro / Foto: Carlos Valmore Rodríguez
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West Palm Beach.-

Marco Scutaro andaba de plácemes este martes porque conoció a su ídolo, José Altuve, en el campamento de la selección que defenderá a Venezuela durante el Clásico Mundial de Beisbol. “¡Por fin!”, exclamó entusiasmado.

Scutaro viajó algunas millas hasta West Palm Beach con el único propósito de saludar a la más refulgente estrella de los Astros de Houston. Por Altuve decidió jugar segunda base y Astroboy se fotografió con él. También le firmó una pelota. El admirador levitaba por todo el complejo.  

A Scutaro tuvo que traerlo su padre porque a los once años de edad nadie tiene licencia para conducir. Su papá, del mismo nombre, fue bigleaguer 13 temporadas y eso abre puertas, incluidas las que conducen hasta Altuve.

El Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en 2012 tenía dos motivos para manejar su camioneta hasta el hogar compartido por Astros y Nacionales de Washington. “Mi hijo es muy fanático del beisbol y su preferido es Altuve. Lo traje para que lo conociera”, contó Scutaro sobre Marquito, su único hijo varón. “Se tomó una foto y ahora vienen los cuentos. Vamos a ver qué me dice”.

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La segunda razón de la visita es su cercanía con algunos de los integrantes del combinado tricolor. “Sobre todo con Salvador Pérez”, mencionó el expelotero yaracuyano de 47 años de edad.  “Él me dijo que pasara al niño para que viviera ese ambiente mientras transcurría su reunión de equipo. Entramos, pero no dije nada. También quise venir a apoyarlos. Este evento es cada cierto tiempo. Tuve la oportunidad de participar. Es lindo representar a tu país. La gente no tiene idea de cómo se siente ponerte la camisa de Venezuela, aún durante una época cuando el pelotero no está al 100%. El ritmo es importante al ser un torneo corto”.

Scutaro ha estado alejado del beisbol profesional después de retirarse hace casi un decenio (2014) porque su prioridad es otra. Quiere ser un mentor para Marquito, quien heredó su pasión por el beisbol. “Como le veo interés, deseo guiarlo sobre cómo jugar la pelota. Si al final él toma otro camino, yo tal vez regrese, porque nunca he perdido el interés por el deporte. Esto es lo que uno ha hecho toda la vida, lo que uno sabe hacer; y siempre dejo esa puerta abierta”.  

A nadie de la delegación le resulta indiferente la presencia de Marco Scutaro en las prácticas. Pasa Miguel Cabrera y se gasta bromas con el sanfelipeño. Aparece un coach y lo saluda efusivamente. Forma parte de la cofradía a la cual también pertenece Altuve, por quien su hijo siente devoción. “Esta es una historia bien bonita”, describe el tricampeón bate de la Liga Americana. “Cuando yo empecé, uno de mis peloteros favoritos era Scutaro. Y tuve la oportunidad de compartir con él. Ahora soy uno de los peloteros predilectos de su hijo y eso me hizo sentir muy bien”.

Altuve ríe cuando se le recuerda que Marquito, hijo de uno de los mejores camareros venezolanos de todos los tiempos, idolatra a un intermedista distinto a su papá. “Al final, todo queda en la segunda base”, concluyó el pelotero favorito de Marco Scutaro.   

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