A los aficionados les fatiga hasta el extremo la fatiga extrema. Esta impopular cláusula del acuerdo entre Major League Baseball y la Confederación de Beisbol del Caribe, faculta a las organizaciones de la Gran Carpa para obstruir la participación de un tropel de jugadores en los circuitos invernales. Algunos fanáticos la protestan instintivamente, sin estar suficientemente familiarizados con el tema.
Basta leer algunos de los comentarios que se vierten en las redes sociales cada vez que el temido listado se hace público. Se nota el desconocimiento reinante en la opinión popular sobre esta prerrogativa que se reservaron los dueños del negocio para preservar sus intereses. Aunque el llamado Winter League Agreement (o Acuerdo Invernal) está publicado en el portal de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, diera la impresión de que el seguidor común ignora su contenido, que incluye los parámetros a partir de los cuales se elabora el denostado listín.
La lista de fatiga extrema se origina en el artículo 3, numeral uno, párrafo segundo, del Acuerdo Invernal:
El club de Grandes Ligas debe presentar una lista de los Jugadores Nativos de su organización que cree califican como enfermos, físicamente incapaces o extremadamente fatigados.
Acuerdo InvernalPara que un “jugador de posición” inscrito en Roster de 40 de alguna novena del Big Show llene los recaudos como “extremadamente fatigado”, debe haber consumido durante el año, al menos, 552 apariciones en Grandes Ligas, 550 en AAA, AA o clase A y 370 si se desempeñó en clase A corta o liga de novatos.
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Sobre el personal en las afueras del Roster de 40 se podrá invocar fatiga extrema si alcanzan 550 apariciones en AAA, AA o clase A y 370 si estuvo en clase A corta o liga de novatos.
Como es frecuente que un jugador divida su temporada entre distintas categorías, la norma aclara su carácter acumulativo. Para entrar en una de las subdivisiones debe haber sumado la mayoría de sus apariciones en ella. Supongamos que un pelotero coleccionó 277 apariciones en MLB y 275 entre AA y AAA. Por separado, estas cifras se quedan cortas para las cotas de fatiga extrema. Pero lo cierto es que, en total, este hombre se sudó 552 visitas al plato durante el calendario, luego es susceptible de ser acomodado dentro de la lista, en este ejemplo como jugador de las mayores.
Fatiga extrema en lanzadores y catchers
En el caso de los lanzadores, son elegibles para la fatiga extrema si alcanzan 160 innings o 60 apariciones en MLB; 160 entradas o 55 presentaciones en AAA; 140 episodios o 45 salidas en AA (si están en Roster de 40) y 155 o 45 (si no lo están); 130 innings o 55 apariciones en clase A, sin importar si están o no en Roster de 40; 75 tramos o 35 apariciones en clase A corta (vale por igual para los protegidos en Roster de 40 y para los que no) y 70 actos o 35 comparecencias sobre la loma para las ligas de novatos, las sobrevivientes a la reciente poda con la cual desemplearon a decenas de jóvenes.
En una de las últimas modificaciones al Acuerdo Invernal, Major League Baseball impuso separar a los catchers del resto de jugadores de posición a efectos de la fatiga extrema. Es así como un receptor con 600 innings recibidos en MLB, 700 en AAA, AA o clase A fuerte y 550 en clase A corta o liga de novatos está sujeto a engrosar el temido documento.
Recuerden: Major League Baseball también se reserva la potestad de bloquear la participación en los torneos invernales a jugadores que hayan estado “enfermos o físicamente incapaces”, vale decir, lesionados.
Repercusiones en las ligas del Caribe
Las ligas del Caribe firmaron con resignación este “Diktat” ante la evidente asimetría de fuerzas entre las partes. “Con el Winter Agreement al menos tenemos derecho a pataleo. Sin él, las Grandes Ligas impondrían todo a capricho, como pasa con quienes se van a Asia”, mencionaba un directivo de equipo en la LVBP.
Esa Paz Cartaginesa se tambaleó en 2013, cuando MLB dispuso añadir en el Acuerdo Invernal una nueva atribución para cada una de sus treinta organizaciones afiliadas: la de ejercer veto sobre hasta cuatro jugadores, fuera del roster de 40. De esta manera, frena su incursión en la pelota invernal, pese a no estar ni enfermos, ni físicamente incapacitados ni extremadamente fatigados. Oscar Prieto Párraga, entonces presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, abanderó la rebelión e instó a sus pares de la Confederación del Caribe a no firmar aquel leonino contrato.
MLB, prevalido de su omnímodo poder, enseñó los incisivos y amenazó con vaciar a las divisas invernales de todos sus hombres en Roster de 40, integrado por los consentidos de cada escuadra, los más aptos, los Navy Seals. “El Caribe, o se lo juega todo por los Roster de 40 o muere”, dijo un jefe de equipo. Al final Prieto Párraga, viéndose solitario en su cruzada cual Alonso Andrea de Ledezma, claudicó. Asimismo, aquella rendición maquillada como convenio se firmó con una sola concesión por parte de Kim Ng, jefa negociadora de las Mayores: sus equipos solo podrían inhabilitar discrecionalmente a tres jugadores en vez de a cuatro. Esa canonjía persiste hasta hoy.
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Aquella escaramuza entre MLB y el Caribe multiplicó el repudió al Acuerdo Invernal, y a la fatiga extrema, entre los aficionados de por aquí, sobre todo en Venezuela. Empero, se conoce poco al enemigo. Hay quienes creen que la lista de marras solo afecta al beisbol venezolano. Sin embargo, el grupo de jugadores seleccionados en 2022 incluye a dominicanos como Sandy Alcántara; mexicanos como Alejandro Kirk; cubanos como Randy Arozarena; boricuas como José Berríos y panameños como Javy Guerra. De hecho, hay tantos o más quisqueyanos que venezolanos en el lote. Hasta algunos estadounidenses sobresalen allí, seguramente aquellos cuya autorización para venir como importados fue cursada por algún elenco del Caribe.
Otros creen, erróneamente, que aparecer en la lista de fatiga extrema es una sentencia definitiva. Es un obstáculo, no una negativa irreversible. Los equipos de la Confederación pueden pedir, a mediados de noviembre, una reconsideración. “Sí, tenemos el derecho de que nos digan que no dos veces”, decía con cierto humor negro un oficial de la LVBP. No obstante, son varios los casos de jugadores puestos en fatiga extrema que terminaron saltando al terreno.
Sorpresas y buenas nuevas para Venezuela en el Clásico
La ristra de este año es desconcertante: gente que se daba por sentado que estuviese, no está. José Altuve, quien supera de sobra las 552 apariciones con los Astros de Houston, quedó fuera. Ronald Acuña, que se perdió el primer mes de temporada por una grave lesión de rodilla, también. En cambio, sí figura, por dolencia física, el prospecto de los Rockies de Colorado y de los Tiburones de La Guaira Ezequiel Tovar, quien hace rato salió del dique seco.
Lo interesante es que buena parte de los elementos que se vislumbran como titulares en la selección que representará a Venezuela en el Clásico Mundial pasarán de largo por la alcabala de la fatiga extrema. De esta manera, se les facilitará participar en la campaña 2022-2023 de la LVBP como parte de su proceso de preparación.
Salvador Pérez tiene el camino abierto con las Águilas del Zulia, Andrés Giménez con Cardenales de Lara, Eugenio Suárez con Leones del Caracas, David Peralta con Bravos de Margarita, Ronald Acuña Jr, con los Tiburones de La Guaira. A ellos se les añade Willson Contreras, Anthony Santander y José Altuve tras salir la licencia del gobierno de Estados Unidos y ya Tigres de Aragua y Navegantes del Magallanes pueden reclutar peloteros del sistema MLB. Es raro que estos nombres hayan eludido la fatiga extrema cuando reunían todos los cupones. Los designios de MLB son misteriosos.