Lázaro Hernández, levántate y anda

Jose Angel Rodriguez
Jose Angel Rodriguez
Lázaro Hernández/ Foto: Elio Miranda (Prensa Magallanes)
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Lázaro Hernández ha resucitado varias veces. Lo hizo en 2015 cuando salió de Cuba y dejó atrás todo lo conocido en su vida. También sucedió en el momento en el que ninguna organización de Grandes Ligas le firmó en República Dominicana, lugar donde llegó con la esperanza de comenzar a construir su propio camino hacia el sueño americano. Y ocurrió de nuevo desde que debió abandonar su posición natural en la tercera base para conocer las artes y mañas de los jardines.

Hernández, que vino a parar a la Liga Venezolana de Beisbol Profesional para formar parte de la agrupación de foráneos de Navegantes del Magallanes en la temporada 2022-2023, disfruta tanto hablar de beisbol como de su historia personal.

El antillano desestimó la posibilidad de unirse a los Yaquis de Ciudad de Obregón en la Liga ARCO de México, a pesar de haber sido seleccionado en el sorteo de extranjeros de aquel circuito para el presente invierno boreal. ¿La razón? visualiza a la LVBP como su esperado gran trampolín para nuevos destinos.

«Me comentaron que esta liga es muy buena y me abriría muchas puertas para otros niveles. Magallanes es como decir los Yankees de Nueva York en Grandes Ligas», dijo a Sello Deportivo, luego de hidratarse con tres vasos de agua consecutivos en el dugout local del Estadio José Bernardo Pérez de Valencia. Una cantidad de líquido entendible al conocer que estuvo una hora en el gimnasio antes la conversación. «Estar con este equipo me pudiera ayudar para llegar a MLB, Japón u otras ligas».

Año en México

El cubano estuvo todo el verano de 2022 en tierras mexicanas. Fue dejado en libertad por los Olmecas de Tabasco tan pronto como en la pretemporada de la Liga Mexicana de Beisbol, tras batear para magro promedio de .110. Pero resurgió de las cenizas -una vez más- para ser reclutado en la Liga Norte por los Marineros de Ensenada, divisa en la que conectó 13 jonrones y fue convocado al Juego de Estrellas.

Su actuación en la zona norteña le mereció un nuevo contrato en la LMB, esta vez con Tigres de Quintana Roo, conjunto donde despachó 14 vuelacercas e impulsó 39 carreras en 41 juegos.

Retroceder para avanzar

Lázaro Hernández disputó cuatro temporadas en la Serie Nacional Cubana con el Artemisa entre la 2011-2012 y la 2014-2015. Pero luego de no tener suerte en su primera travesía por Quisqueya, regresó a su terruño, con el mismo conjunto para los cursos 2017-2018 y 2018-2019.

«Salí de Cuba hacia República Dominicana para mostrarme a equipos de MLB, llegaron seis o siete ofertas pero los agentes que me estaban representando en ese momento pidieron más dinero y nunca llegamos a un acuerdo», explicó el toletero. Durante el paso en la liga de su país, el bateador derecho dejó línea de 264./.349/.457 con 247 hits, entre ellos 93 extrabases (40 vuelacercas, 45 dobles y ocho triples) en 324 compromisos, con 146 empujadas.

No fue hasta 2021 que pudo ver acción por primera vez como profesional, en la liga invernal de Nicaragua con los Indios de Boer. Allí ligó para .337 con tres estacazos y 20 empujadas, para ser el pelotero con mayor porcentaje de elección (85%) al Juego de Estrellas en la nación centroamericana. Antes había actuado en la Liga Dominicana de Verano con los Granjeros de Moca, donde fue Jugador Más Valioso en 2020, en un nuevo y definitivo intento por expandir su fronteras más allá de Cuba.

«Cuando se juega como extranjero se tiene que demostrar más», reconoce. «Hay mucha diferencia entre la pelota cubana y venezolana. En los últimos años en Cuba se ha bajado mucho el nivel porque se han ido muchos peloteros de calidad. Yo veo el beisbol de Venezuela con mucha jerarquía, con lanzadores que han estado en Grandes Ligas, entonces tú (como bateador) tienes que hacer el ajuste, estar muy enfocado».

La adaptación de Lázaro Hernández

En Cuba, Lázaro Hernández se afianzó como un antesalista regular en cada una de sus zafras, pero fuera del archipiélago ha tenido que mudarse eventualmente hacia las praderas. Con Quintana Roo tuvo labor equilibrada entre la esquina caliente (16 juegos) y el outfield (14 careos). Mientras que, con la Carabela, hasta el cierre de la segunda semana del calendario del torneo, solo ha actuado como guardabosque derecho (siete desafíos), con algunas intervenciones que han dejado ver su falta de naturalidad en la posición.

«El beisbol ha cambiado mucho y uno como atleta tiene que adaptarse. He entrenado bastante en el outfield, con el transcurso de los días creo que se ha visto la mejoría» mencionó. «Yo me siento bien allí, aunque mi posición sea la tercera base cuando juegas en otras posiciones te abres puertas».

En relación a cómo ha sido el período de adaptación en Venezuela, admitió que contar con la compañía de dos coterráneos en la escuadra nauta, Maikel Serrano y Yoel Yanqui le ha ayudado. En especial con Serrano, a quien está unido en amistad desde la infancia.

«Maikel y yo nacimos en Pinar del Rio, estudiamos y jugamos juntos desde categorías inferiores, nos conocemos desde pequeños», relató. «Desde que nos vimos acá los primeros días nos reímos mucho porque nos acordamos de las cosas que han pasado desde que estábamos en la escuela».

Palabra del Señor

Desde el staff técnico de la Carabela tienen fe -como debía ser tratándose de Lázaro- de que el importado deje un grato recuerdo en el naciente campeonato.

«Hernández es un típico cubano que le gusta trabajar. Se ha visto muy bien. Se ve que va a batear, es cuestión de que vaya conociendo la liga en el día a día, creo que tendrá buena temporada» opinó Robert Pérez, coach de bateo bucanero.

Y si lo dice Robert Pérez habrá que prestarle atención, porque las deidades no acostumbran a equivocarse.

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