Javier Sanoja y su trepidante primera exhibición en Venezuela

Jose Angel Rodriguez
Jose Angel Rodriguez
Foto: Daniel Sosa (Prensa Cardenales)
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A primera impresión, observar a Javier Sanoja agarrando rodados alrededor de la segunda base en las prácticas de Cardenales de Lara requiere de unos minutos para asimilarlo. Su menuda figura de 1.70 metros y rostro repleto de mocedad, se asemejan más a la de un adolescente en plena etapa de desarrollo que a la de un pelotero profesional. Pero al descubrir su prestancia sobre el terreno, apadrinado por César Isturiz, coach de control de calidad escarlata y ganador del Guante de Oro en Grandes Ligas, las dudas acaban.

Sanoja irrumpió en el nido crepuscular de manera sorpresiva para el albor de la temporada 2022-2023 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP). Poco le pesó ser el jugador más joven del roster, con 20 años de edad, y mucho ayudó para recibir su primera oportunidad los problemas físicos de Manuel Sequera, llamado a ser el camarero titular durante las dos primeras semanas del certamen.

El infielder nacido en Maracay aprovechó la ocasión y despuntó en un lineup que desde muy temprano ya cuenta con una nómina repleta de activos con dilatados pergaminos no solo en el circuito, sino en Grandes Ligas.

“Ha sido increíble la experiencia, en el clubhouse somos como una familia», expresó a Sello Deportivo tras terminar la preparación al juego contra Navegantes del Magallanes, el domingo en Valencia. «Desde el día uno que llegué a Cardenales me dieron esa confianza, todo el mundo vive dándome consejos, desde Gorkys (Hernández, jardinero), hasta pitchers de trayectoria como (Jean) Machí y César Isturiz (instructor) a quien le agradezco porque todos los días me ponía una rutina».

Un viaje para tomar fuerza

La primera muestra de Javier Sanoja en la LVBP será corta, al menos en principio. El novel aragüeño viajará a República Dominicana para someterse a un programa de acondicionamiento físico, con su organización, Marlins de Miami.

Mañana (lunes) estaré viajando a un campamento de pesas que tiene el equipo, pero si regreso(a Cardenales) ya dependerá de la gerencia, si me llaman, vuelvo», explicó. En los cinco juegos donde participó, quedó líder de la divisa en bases robadas (2), segundo en carreras anotadas (5), además de tercero en hits (6) y cuarto en empujadas (4).



El hecho de que a partir del tercer septenario del campeonato se incorporen Ildemaro Vargas, amo y señor de la segunda almohadilla cardenal, además del super utility Hernán Pérez, previsto para ocupar la antesala en las primeras de cambio, le restará posibilidades a Sanoja de ver actividad con frecuencia en una posible reincorporación.

Para el recuerdo quedará la jugada a la defensiva en la quinta entrada contra los nautas, cuando fue a parar hasta el jardín derecho en un elevado de Alberto González que Elijah Dunham no pudo atrapar a pesar de zambullirse. Sanoja nunca detuvo su frenético sprint desde la intermedia hacia la zona, recogió la bola y se dio la vuelta con relampagueante velocidad para hacer un excelso tiro sobre el segundo cojín al torpedero Juniel Querecuto, que retiró al «Tico» para el primer out.

La coach especial de Javier Sanoja

Aunque el paso fuese limitado, la cosecha ya le representa abundancia, sobre todo si se toma en cuenta que apenas es su segundo año como profesional. En 2022 vio acción en 28 compromisos en la liga de novatos y otros 73 en la sucursal Clase A de la franquicia de los peces. Con el Júpiter (Clase A) dejó línea de.239/.273/.325 con 64 imparables, 13 de ellos extrabases (seis dobles, cuatro triples y tres jonrones), además de 37 pases por la registradora y 25 empujadas.

«Fue un choque bastante duro», admitió Javier Sanoja sobre este último año en Estados Unidos. «Comencé bien, pero después entré en la etapa de ansiedad y desesperación, me ayudó muchísimo mi hitting coach y aprendí a llevar las cosas con más calma, gracias a Dios pude terminar la temporada bien».

En Venezuela la adaptación al nivel de competencia le costó menos. Durante el Día Inaugural ligó su primer par de inatrapables en el circuito -uno de ellos triple- e impulsó sus primeras dos carreras. En parte sucedió porque contaba con una «mirada técnica» particular en el parque Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto.

“Mi mamá estaba en el estadio, ella es super fanática del beisbol. Desde niño siempre he dicho que ella ha sido mi mejor coach, no solo dentro del terreno sino fuera», admitió con emoción sobre la primera vez que le vio jugar como profesional. «De verdad le agradezco mucho, fue un momento inolvidable para mí».

La señora Yelitza Durán debe tener el corazón repleto de orgullo por su retoño. Formó a un prospecto que promete dar de qué hablar en el porvenir.

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