En el beisbol profesional venezolano, el importado saliente del roster emprende un viaje sin retorno. Es un axioma contra el cual se rebelaron un dominicano y un boricua durante la temporada 2022-2023. Denis Phipps y Kennys Vargas solo dijeron hasta pronto y terminaron reenganchados.
“Un jugador importado desincorporado del Roster Activo Semanal, en cualquier circunstancia, no podrá ser reincorporado sino después de diez días continuos contados a partir del día de su desincorporación o sustitución”, disponen las Condiciones de Campeonato. Los equipos rara vez ejercen la reinscripción. El extranjero se va y se fue, como el jonrón.
Con Phipps y Vargas la bola quedó viva.
El quisqueyano Phipps no estuvo entre los candidatos a Regreso del Año esta campaña. Él hubiera ganado un premio inexistente: el de regreso en una misma temporada.
Cuando los Tigres de Aragua sacaron del roster a Phipps, y lo pusieron en lista de diez días por lesión, no fueron pocos quienes percibieron el movimiento como la excusa perfecta para deshacerse de un forastero con tres hits en 22 turnos. Fuera Phipps, quedaba libre un asiento de importados. Pero el artillero derecho de 37 años de edad no se fue. Permaneció en Maracay mientras sanaba del fuerte golpe sufrido en una mano. “Llevaba muy pocos turnos cuando me lastimé”, contó Phipps a Sello Deportivo. “Trabajé mucho en el cage (la manga de bateadores) hasta recuperar el swing”.
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Para asombro de tantos, el importado Phipps fue reinstalado en la plantilla. Desde ese momento conectó para .330, con seis jonrones y 25 empujadas. En la ronda de comodines hizo una asistencia esencial para eliminar a Bravos de Margarita y clausuró la primera mitad del Round Robin con .303 de promedio.
Llamaron a Kennys
Que Cardenales de Lara sea el equipo con más anotadas en el Round Robin pudiera interpretarse, equivocadamente, como certificado de buena salud para su ofensiva.
Los Pájaros Rojos completaron la primera vuelta del Round Robin con el segundo entre los peores promedios colectivos de la semifinal (.257) y a mitad de tabla en porcentaje de embasado (.335) y OPS (.725). 19 de las 56 carreras del club se fabricaron en un solo juego. En los otros cinco combates su promedio de rayitas es 5,1, todavía sobresaliente sin llegar a ser demoledor. También necesitan reparar el pitcheo (4.44 de efectividad colectiva). Sin eso, no alcanzarán los batazos.
Para ajustar el cuerpo monticular, la gerencia contrató al derecho cubano Yoanner Negrín, viejo conocido, cuando tenía promedio de .274, con .397 de OBP, .519 de slugging y .916 de OPS. Cardenales necesitaba pitcheo y Vargas solo golpeó para .233 con hombres en posición anotadora. Por eso dejó entendiendo a 55 compañeros en las bases. En su lugar, Cardenales incorporó al relevista quisqueyano Cristofer Ogando.
El exgrandeliga puertorriqueño encontró rápido otro empleo. Se lo llevaron a México los Sultanes de Monterrey y en 69 turnos tuvo average de .290, .430 de OBP, .478 de slugging, .909 de OPS, cuatro vuelacercas y 14 remolques. La gerencia de Lara consideró necesario repescarlo y Vargas no se mostró rencoroso. Tiene previsto llegar este jueves, 12 de enero de 2023. Irónicamente, tomará el lugar del dominicano Ogando, zarandeado durante el Round Robin, como lo evidencia su efectividad de 11.57 y 3.86 de WHIP en 2.1 entradas. Fue Ogando quien entró cuando él se fue. Ahora Ogando sale al volver Vargas.
A la hora de analizar la decisión de insistir con Vargas debe tomarse en consideración, por un lado, el escalofriante slump del cubano Rangel Ravelo (.125 de promedio, .156 de slugging, .438 de OPS); por otro la baja, por tiempo indefinido, de Gorkys Hernández, colíder impulsor en la semifinal. El mánager Carlos Mendoza necesita más poder de fuego. Vargas puede proveerlo.