Franklin Morales no desiste y firmó con Bravos

Jose Angel Rodriguez
Jose Angel Rodriguez
Foto: Trina Ballesteros (Prensa Bravos)
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Si una mayor cantidad de personas tuvieran el tesón de Franklin Morales, el mundo tendría más historias inspiradoras por contar. Ese hombre que estuvo cinco años sin lanzar por la destrucción del manguito rotador izquierdo y regresó a Venezuela para demostrar que podía seguir siendo pitcher profesional, no desmaya en su objetivo.

Bravos de Margarita es el nuevo destino del experimentado zurdo de 36 años de edad. Así lo anunció el equipo insular, acompañado de una foto con el tercer uniforme de la temporada 2022-2023, que ya viste el guariqueño con 10 campañas de experiencia en las Grandes Ligas.

Morales inició el certamen con Tigres de Aragua, equipo que preside Víctor Zambrano, quien a su vez es propietario de Centauros de La Guaira en la Liga Mayor de Beisbol, lugar donde volvió a la loma. Con los bengalíes recibió 10 carreras limpias en cinco innings antes de ser dejado en libertad.

Poco después, Tiburones le adoptó, aunque solo actuó 2.2 entradas divididas en cuatro presentaciones, con ocho hits admitidos y tres rayas libres de suciedad. Pero el de San Juan de los Morros no claudica, el mismo día que la tropa bravía informó su firma, le inscribió en el roster semanal para el noveno septenario del campeonato.


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El calvario de Franklin Morales

En una conversación para exhibir entre las grandes muestras de resiliencia deportiva -y de vida-, Franklin Morales le detalló al periodista Carlos Valmore Rodríguez las pruebas que debió superar desde el 2016. Año en que sufrió el pinchazo que cambió para siempre su carrera.

Un día, mientras lanzaba bullpen con los Azulejos de Toronto sintió como perdió la fuerza en su brazo, capaz hasta entonces de tirar 98 millas por hora. Le operaron en 2017, cuando una resonancia en México ofreció el diagnóstico, antes, ya había aparecido por última vez con Leones del Caracas, siempre con dolor. Y después de la cirugía, la aflicción no se detuvo, haciendo disminuir la intensidad de sus envíos hasta las 77 millas.

Fue entonces que empezó a ver la luz al final del largo túnel, cuando tomó la decisión de acudir a una empresa en Arizona especializada en recuperar a atletas de alto rendimiento. Intentó volver con la manada capitalina en dos campañas, pero no llenó la visión del alto mando.

Un viaje a República Dominicana para volver a la organización donde su viaje profesional comenzó, los Rockies de Colorado, le devolvió parte de la fuerza perdida en el brazo y acrecentó aún más la moral. Allí estuvo en la academia de novatos rocosa, donde volvió a nacer.

Con Centauros llegó a los 91 millas. Con su perseverancia llegará a muchas vidas.

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