En medio de regalos y despedidas, Cabrera vuelve a encender los motores

Andres Espinoza
Andres Espinoza
Prensa Detroit Tigers
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Desde el momento en el que Miguel Cabrera anunció que la presente temporada sería su última como jugador profesional, era de esperarse que los distintos conjuntos de las Grandes Ligas se tomaran la molestia de rendirle tributo al venezolano en su visita final a sus respectivas ciudades. Los Tigres de Detroit recientemente completaron unas giras en Texas y Colorado, en donde el dos veces ganador del premio MVP recibió regalos y disfrutó del hospedaje en estadios en los que no volverá a jugar béisbol.

Pero la vigente campaña es mucho más que un simple adiós para el maracayero. Como el competidor que ha sido siempre y en especial desde su arribo a las mayores en 2003, Cabrera aseguró antes del inicio del certamen que no esperaba tributos y elogios; en su lugar, el toletero quería ayudar a ganar a los bengalíes, aún cuando estaba al tanto de que su producción ofensiva había sufrido un serio declive en años recientes, por lo que su rol sería mucho más limitado en 2023.

Sin embargo, luego de terminar el mes de mayo con un pálido promedio de .196 (92-18) y un OPS de .511, el 12 veces invitado al Juego de Estrellas estaba conectando para .305 de average (59-18), con un OPS de .832 desde el comienzo de junio. Además, «Miggy» registraba cinco dobles, un jonrón y cinco carreras remolcadas. Su promedio de bateo en pelotas puestas en juego era de .370.

Ajustes con la bola rápida:

Un cambio importante que ha tenido Cabrera en las últimas semanas tiene que ver con sus respuestas ante las rectas. De acuerdo a Statcast, el criollo bateó para .163 contra ese envío en abril y para .190 en mayo; no obstante, desde entonces, su average ante pitcheos rápidos era de .367 (30-11). No hay una diferencia real en sus renglones de velocidad de salida de los batazos o en el ángulo del swing, pero el veterano parece estar usando mucho más el campo a su favor.

Para Cabrera, no fue necesario realizar un cambio considerable, sino trabajar una y otra vez en corregir los problemas. Y evidentemente, su producción en tiempos recientes forzará la mano del mánager A.J. Hinch para colocarlo en la alineación con mayor frecuencia, lo que podría significar más repeticiones para el futuro inmortal y, por ende, mejores swings.

«Pienso que mi bateo, mi enfoque, se basa en los tiempos«, le explicó el paleador a MLB.com. «Si no tengo mis tiempos, no veo la bola bien y le hago swing a pitcheos malos. Creo que con mis tiempos, soy capaz de tener mejores turnos y eso es realmente importante. Cuando tienes mejores turnos, los buenos pitcheos van a venir», añadió.

Música para los oídos de su timonel:

Hinch, mientras tanto, se muestra complacido por ver a un Cabrera mucho más similar al que dominó por completo la Liga Americana hace una década. A pesar de los bajones considerables que ha atravesado el cuatro veces campeón bate, nunca ha dejado de presentarse como un verdadero profesional en el cajón de bateo, intentando recuperar la forma que muchos pensaron estaba perdida para siempre.

De igual forma, a pesar del buen momento ofensivo que vive el aragüeño, Hinch no se apresurará a insertarlo en el lineup todos los días y correr el riesgo de que el slugger de 40 años de edad pueda lastimarse, como ha ocurrido en temporadas recientes.

«Sus turnos han sido consistentes, eso es clave», expresó el capataz. «Él todavía es capaz de conducir un turno al bate profesional y ha sido grandioso para nosotros. Sus contribuciones han sido notables. Pienso que se ha restablecido y también lo ha hecho con su plan de juego y la meta que tiene para cada turno. Todavía quiere llevar la pelota fuera del parque, pero en general, solo quiere mover la bola hacia adelante y embasarse. Eso ha estado pasando más y más seguido«.

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