El doble juego entre Filis de Filadelfia y Medias Blancas de Chicago del martes en el Guaranteed Rate Field será el escenario para el estreno de Emil Jiménez como sexto umpire venezolano en Grandes Ligas. La información la dio a conocer a través de un comunicado de prensa el Venezuelan Umpire Camp, al que ha pertenecido desde el segundo campamento, en 2011.
Jiménez, de 36 años de edad, se unirá a Manuel González, Carlos Torres, Edwin Moscoso, José Navas y David Arrieta como los únicos oficiales criollos en la Gran Carpa. De acuerdo a la misiva publicada por VUC, el falconiano debutará tras acumular más de 800 juegos arbitrados en Ligas Menores, incluidos 800 en la categoría Triple A.
El oriundo de Coro se convirtió en instructor de la academia VUC desde el año 2014, y allí se mantuvo hasta el 2018. El 23 de octubre de 2013 debutó en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional en un duelo entre Tiburones de La Guaira y Tigres de Aragua en el Estadio José Pérez Colmenares de Maracay; sustituyó en el cuarteto arbitral a Henry León en tercera base, tras un inconveniente personal del popular «Moñoño». Desde entonces, se estableció como uno de los árbitros de mayor proyección en el país.
La decisión más complicada en la vida de Emil Jiménez
Jiménez estaba destinado a relacionarse con la ley y el orden, de una u otra manera. En una entrevista publicada en la página web oficial de VUC en 2017, el umpire reveló que es el único de cuatro hermanos varones que decidió no estudiar la carrera de Derecho, por su sueño de mantenerse cerca del béisbol, decantándose en principio por la Licenciatura en Educación Física. También tiene una hermana que se inclinó a la medicina, sólo ellos no siguieron los pasos de su padre, Emilio Jiménez.
Desde los cinco años de edad jugó pelota e intentó convertirse en profesional, pero una lesión en el codo de lanzar le hizo cambiar el enfoque, siempre con la meta de mantenerse entre las rayas de cal.
“El sueño de todos es llegar a Grandes Ligas, una parte depende de mí y otra del factor suerte», expresó en aquel entonces. «Todo lo dejo en nombre de Dios y creo que en 5 o 6 años puedo llegar”.
Mayor precisión no pudo tener.