El reencuentro de los hermanos Ramos, una batería familiar

Jose Angel Rodriguez
Jose Angel Rodriguez
Foto: José Ramón González (Prensa Tigres)
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Los teléfonos de los hermanos Ramos no han parado de sonar desde el 31 de diciembre. La felicitación y buen deseo de Año Nuevo, esta vez venían acompañados por una pregunta recurrente antes de la despedida: «Miren, y aquí hablando de todo un poco ¿no tienen una entrada para el juego donde estarán juntos?». Es evidente que ningún familiar, amigo o conocido, quiere perderse la cita con David y Wilson volviendo a hacer batería en Tigres de Aragua.

Desde que el último día del 2022 la divisa bengalí escogió a David en el Draft de Adiciones y Sustituciones, los Ramos cuentan las horas para repetir lo hecho el 7 de enero de 2015. En aquel Round Robin, David, en la natal Valencia de ambos lanzó el octavo inning ante Navegantes del Magallanes con Wilson recibiéndole detrás del plato. Algo que repitió como abridor, pero con otro hermano también receptor, Natanael, el 20 de enero de ese mismo año contra Tiburones de La Guaira, en Maracay. El cómplice de aquellos juntes consanguíneos históricos para la franquicia fue el mánager Carlos Subero, mentor de Wilfredo Romero, actual piloto del club.

«Ya hablé con ellos y les dije que me dejen un cocosette y una samba por eso. No todos tienen ese privilegio», indicó en tono jocoso Romero, capaz de inspirar a la manada aragüeña a una épica remontada en la campaña, luego de iniciar con récord de 0-8, y jugar para 24-21 desde su llegada como estratega. «Wilson siempre ha sido un líder. Nosotros jugamos juntos en Tigres y siempre lo ha sido. Y David es alguien aguerrido en la lomita, alguien competitivo. Tener a un hermano líder y al otro competidor en el montículo, es una bendición».

Dejarse llevar por la sangre

David trotó algunos minutos ceñido a las vallas de los jardines en el Estadio José Bernardo Pérez, previo al inicio del primer juego del todos contra todos. Fue el último del grupo de lanzadores en dirigirse al dugout visitante del feudo valenciano. Con el sudor de la rutina y la voz que dejaba saber su recuperación de la fragua física, imaginó lo que sería ese reencuentro dentro de las rayas de cal con su hermano, ante la mirada de sus padres Abrahán y Malena.

«Wilson es un receptor muy respetado. Ese día solo me dejaré llevar por él porque sé que la clave puede estar en cómo él llame el juego», mencionó el candidato a Pitcher del Año, por su labor en Bravos de Margarita. «Tiene mucha experiencia en el mejor beisbol del mundo. Acá en Venezuela también la ha tenido, así que conoce la pelota Caribe. Aparte de ser hermanos, nos metemos en esa línea profesional por la comunicación que debe existir. Ya hemos hablado y me ha dicho ´déjate llevar por mí, yo sé llamar el juego’».

David fue colíder en victorias (7) durante la ronda regular, terminó segundo en efectividad (2.95), y tercero tanto en innings lanzados (55.0) como en WHIP (1.22). Unos pergaminos que no le hicieron ocultar su asombro por haber sido la última adición posible. «Tenía ese presentimiento de que algún equipo me iba a agarrar. Me sorprendió que fueran los Tigres, porque era el último (clasificó vía comodín) que iba a escoger», admitió.

Sorpresa compartida entre los hermanos Ramos

«No pensé que nos iba a llegar el chance de escoger a David en el Draft, pero pudimos tomarlo como refuerzo y sé que nos podrá ayudar muchísimo en la rotación», confesó Wilson con sus brazos apoyados sobre la baranda del dugout, luego de bromear con el personal de seguridad del club. «Estoy agradecido con Dios de estar de nuevo juntos. Él ha venido teniendo tremenda temporada y hay que darle el mérito, porque lo que hizo esta temporada con los Bravos fue bastante bueno».

Wilson, que acumula 12 campañas de experiencia en Grandes Ligas y le recibió a ganadores del Cy Young como Max Scherzer, Jacob DeGrom y Jake Arrieta, sabe describir muy bien a los pitchers. Incluso si debe comprometerse a hacerlo sobre su hermano.

«Él es un lanzador que puede ayudar a cualquier equipo. Un pitcher saludable, con un brazo muy bueno. Esta es una liga donde todos quisieran contar con un pitcher así, porque puede sacar de aprietos a cualquiera». Y tiene razón, porque David inició el certamen como relevista intermedio, cerró dos juegos y terminó como iniciador. Siendo responsable directo para que los insulares se mantuvieran con opciones hasta la Serie del Comodín, precisamente contra Aragua. Allí Wilson le conectó doble impulsor de una carrera en el último juego del emparejamiento. Temas de conversación no faltaron en la cena de bienvenida de año, entre los hermanos Ramos.

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