Quién lo diría. El Miami Heat puso la serie 3-0 y no se ve ni siquiera un resquicio por el cual Boston Celtics pueda ganar un compromiso. El último duelo, primero en Miami, dejó ver a un equipo (el Heat) absolutamente dominador de todos los espacios del juego.
Hablar nuevamente de Jimmy Butler sería rozar en el fanatismo por el jugador, pero es que su desempeño en los playoffs está siendo sensacional. Sin embargo, en esta entrega no se comentará acerca de su impacto ofensivo, sino en su liderazgo.
Cuando Butler llegó a la organización de Florida era conocido por ser díscolo, poco comprometido con sus compañeros y estar un poco disociado de la realidad, según analistas.
En efecto, Jimmy carecía de muchos aspectos para ser el líder de un equipo, pero llegó al lugar indicado en el momento preciso. Dicho por él mismo, la “Cultura Heat” impuesta en la franquicia por Pat Riley, cambió por completo su forma de actuar. De ahí parte todo.
La diferencia de mentalidad entre el Heat y Boston
“Ellos tienen la mentalidad que nosotros no tenemos. Simplemente no les hice jugar, no les hice ejecutar el plan de partido de manera adecuada, no les puse en la mentalidad adecuada para estar preparados”, lamentaba Mazzulla, al que parece habérsele ido de las manos el vestuario.
Siete jugadores no drafteados tiene Miami, llegados en el anonimato, al margen del foco y el glamour de la pasarela del draft por mucho que sea Miami. No importa, están barriendo a los Celtics. De hecho, a Erik Spoelstra no le gusta que se lo recuerden (los no drafteados), pues lo considera una falta de respeto.
Todos ellos coinciden en que el mayor aporte de Jimmy Butler al Heat no es su ofensiva, sino su confianza en cada uno de sus compañeros. Por ejemplo, los ‘no drafteados’ Gabe Vincent (29 puntos), Duncan Robinson (22), Caleb Martin (18) y Max Strus (10) sumaron 79 puntos de los 128 que anotó Miami.
Con Butler como máxima figura y un Bam Adebayo que destaca más por su defensa, el Heat está rumbo a la Final de la NBA otra vez.