Carlos Zambrano, el Toro que ya no busca dar miedo

Jose Angel Rodriguez
Jose Angel Rodriguez
Foto: Prensa Guerreros
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La lidia de Carlos Zambrano con la vida resultó ser más determinante que la de sus emociones sobre un terreno. El bramido de este Toro nacido en Puerto Cabello, hace 42 años, es ahora mucho más sereno que hace una década, cuando tuvo su última presentación en Grandes Ligas. No se le ha olvidado que es el cuarto lanzador venezolano con mayor cantidad de victorias en Grandes Ligas (132), ni tampoco que fue el autor de un juego sin hits ni carreras en la élite del beisbol, pero no vive de ese recuerdo.

El metro con 93 centímetros de estatura y los más de 100 kilos del astado se pasean por el Estadio José Bernardo Pérez de Valencia. Luego de observar la sesión de los pitchers de Guerreros de Lara, camina desde el bullpen hacia detrás de la jaula de bateo para detallar la práctica de los paleadores. Siempre con lápiz y papel en mano, se acerca hacia la raya de primera base para conversar brevemente con el coach de banca Jefferson Medina y acto seguido, se aproxima al dugout, para guardarse.

«Le he agarrado el gusto a ser técnico«, admitió a Sello Deportivo Zambrano, que vive su primera travesía como instructor de pitcheo en la Liga Mayor de Beisbol Profesional. «Me gusta estar acá, me gusta ayudar, prestar la experiencia. Hay lanzadores que han asimilado muy bien mi rol. Una de las cosas que estoy intentando hacer es que no me tengan miedo, porque muchas personas por mi volumen y tamaño me tienen temor. Yo lo que quiero es el respeto que doy hacia el juego».

Mientras habla, el porteño no pierde de vista al último grupo de bateadores que entrenan, previo al inicio del juego del fin de semana frente a Centauros de La Guaira. Aunque su responsabilidad principal son los serpentineros del equipo larense, no puede disimular su interés por los maderos, ese que le hizo disparar 23 jonrones con los Cachorros Chicago, la máxima cifra en la extensísima historia de los oseznos.

La enseñanza del ruedo

Antes del rocambolesco juego del jueves contra Delfines, el pitcheo colectivo de Guerreros era el mejor del circuito, con efectividad de 2.97. A pesar de las 21 carreras admitidas en ese encuentro, con igual cantidad de imparables, el carabobeño no prende alarmas.

«Ese fue un mal juego, no hicimos los ajustes necesarios, pero son cosas que pasan hasta en Grandes Ligas, de repente vas bien y viene un partido en el que te explotan la efectividad. Igual sucede Individualmente como abridor o relevista», glosó Zambrano. «Un juego no define quiénes somos como pitcher, una temporada sí.»

Aunque el líder en triunfos de la Liga Nacional en 2006 (16) y tres veces entre los cinco primeros en la votación al premio Cy Young del circuito, rehuye hablar de su carrera, no lo hace al momento de señalar la que, a su juicio, fue la principal virtud aprendida sobre los montículos.

«Modestia aparte, creo que tengo un buen cerebro, soy inteligente, Dios me ha dado la inteligencia para adelantarme a las cosas», aseguró el carabobeño. «Me gusta trabajar eso con César (Izturis, mánager), porque es una persona que también se adelanta y se parece a mí. Ese es el enfoque mental, de vital importancia para los pitchers, con su presencia allí en la lomita».

¿Cuánto influye la presencia de Carlos Zambrano en la Liga Mayor?

La amistad de Zambrano con el piloto Izturis se remonta a los años 2006 y 2007, cuando ambos fueron compañeros de equipo en Chicago. Desde entonces, mucha agua ha corrido debajo del puente, pero si algo tuvo claro el ex campocorto, ganador del Guante de Oro en el Viejo Circuito, es que en su primer reto como estratega de un conjunto profesional, quería contar con el aporte del porteño.

«La presencia de Carlos aporta mucho para el equipo, la liga y el país», afirmó Izturis. «Tenerlo con nosotros es un honor. No tanto por su experiencia como pitcher, sino por lo que aporta en el factor humano, está siempre pendiente de los detalles para ayudar a los muchachos, y eso es lo que se necesita. Ha sido excelente».

Esa visión es respalda por los jugadores y en especial por Carlos Herrera, la gran figura ofensiva de Guerreros en el inicio del certamen, quien agradece la presencia de ambos ex ligamayoristas.

«A uno como pelotero le encanta jugar para personas así», aseguró Herrera. «Son coaches que te dan la confianza de ser tú mismo en el terreno de juego y cuando tenemos confianza, las cosas se dan muy bien».

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