Muy poco de lo que se habla de los Atléticos de Oakland en la actualidad tiene que ver con el desempeño de alguno de sus jugadores o incluso con el rendimiento colectivo de un club que llegó a la jornada de este jueves con el peor registro de todas las Grandes Ligas en estas primeras de cambio del vigente torneo. Pero las excepciones siempre son importantes, y en este caso, el venezolano Carlos Pérez amerita recibir una página aparte.
Pérez, de 32 años de edad, no había disputado un solo juego en la gran carpa desde 2018, cuando dividió su tiempo en el terreno entre los Bravos de Atlanta y los Rangers de Texas. El receptor registró una pálida línea ofensiva de .143/.178/.214 en 28 compromisos en esa temporada y su retorno al mejor béisbol del mundo estaba todo menos garantizado.
De hecho, el criollo no formaba parte de los planes iniciales de los Atléticos en 2023. El alto mando de Oakland tenía previsto entregarle la batuta como receptor titular al joven Shea Langeliers, mientras que el venezolano Manuel Piña, a quien adquirieron durante la temporada muerta en una transacción, era el hombre señalado como el suplente detrás del plato.
El destino lo llamó
Sin embargo, los planes sufrieron un cambio drástico cuando Piña se lastimó en los entrenamientos primaverales y tuvo que iniciar la campaña regular en la lista de incapacitados. Oakland tenía a otras opciones en su campamento, incluyendo al también criollo Yohel Pozo, pero la directiva de los «Elefantes Blancos» prefirió brindarle la oportunidad a un viejo conocido en Pérez, que firmó un contrato de ligas menores con el club.
En 2021, el valenciano estuvo con la organización californiana y disfrutó de un gran año con la sucursal Triple A. En 97 desafíos, Pérez conectó para un promedio de .269, con 31 cuadrangulares y 89 carreras remolcadas, al mismo tiempo en el que marcó un OPS de .909 puntos. A pesar de ello, los A’s nunca le abrieron las puertas del equipo grande.
Eso cambió en esta ocasión. Para sorpresa de la mayoría, el mánager Mark Kotsay terminó incluyendo a Pérez en su roster del día inaugural para esta recién inaugurada temporada y tras las primeras tres semanas de acción en el torneo, el carabobeño no ha hecho otra cosa más que probarle al mandamás que tomó la decisión correcta.
Luego de 10 choques en el actual campeonato, el máscara exhibe una línea ofensiva de .435/.480/.609, con un doble, un jonrón y tres carreras remolcadas. A pesar de que Oakland figuraba entre los peores conjuntos de todas las mayores en las principales categorías ofensivas este año, Pérez había sido uno de los pocos motivos de satisfacción para Kotsay.
Elevando su valor en el mercado
La mejor noticia para Pérez es que, de mantener un desempeño destacado hasta la mitad de la temporada, podría convertirse en una pieza de cambio interesante para alguna escuadra contendiente en búsqueda de añadir profundidad a su receptoría con miras a llegar lejos en octubre.
Si bien los números del careta en temporadas pasadas de las mayores sugieren que su bajón ofensivo es inevitable, el gran desempeño con el madero que tuvo el veterano en las menores de los Atléticos hace dos años no fue casualidad.
En la sucursal Triple A de los Rockies de Colorado el año pasado, Pérez sacudió la misma cantidad de jonrones que sonó en aquella zafra en Las Vegas (31), bateando para un promedio de .254, con 87 carreras impulsadas y un OPS de .865 puntos.
De cualquier forma, todavía es muy temprano para pensar en la mitad de la contienda. Por los momentos, Pérez es uno de los principales baluartes de una artillería californiana que también cuenta con su compatriota Jesús Aguilar, quien ha tenido un rendimiento bastante modesto hasta ahora.
El regreso de Pérez a la gran carpa fue una decisión de último momento, pero sus batazos hasta la fecha vienen cargados de cinco años de espera por una nueva oportunidad en el «Big Show».