Carlos Carrasco fue castigado con siete hits y cinco carreras limpias en tan sólo una entrada y dos tercios el sábado, en la derrota de los Mets de Nueva York 5-3 contra los Angelinos de Los Ángeles en el Citi Field. El venezolano salió abucheado por la afición local, tras una desastrosa temporada que se ha agudizado tras el Juego de Estrellas.
El derecho enfrentó a 12 bateadores y 11 de ellos lograron ponerle la bola en juego a una velocidad de salida nunca menor a 90 millas por hora en cada conexión. Fue tan dramática -para mal- su actuación, que apenas una semana después que el mánager metropolitano Buck Showalter afirmó que aún contaba con su brazo en la rotación, pasó a dejar en la cuerda floja su rol tras la apertura.
«Billy (Eppler, gerente general de los Mets), (el coach de lanzadores) Jeremy Hefner y yo hemos estado hablando de muchas cosas sobre el cuerpo de lanzadores», admitió el piloto Showalter al New York Post tras la actuación del larense. «A medida que nos acercamos a septiembre, estoy seguro de que es algo de lo que hablaremos».
Esa vapuleada sabatina no fue la peor presentación de Carrasco en la campaña. En otras tres ocasiones se fue a las duchas con seis rayitas encajadas, y en otra, admitió ocho -seis limpias- el 29 de julio.
Final line for Carlos Carrasco. pic.twitter.com/mnkd2dqSPq
— SNY Mets (@SNY_Mets) August 26, 2023
Carlos Carrasco y una segunda mitad para el olvido
Si bien es cierto que la zafra para el diestro de 36 años de edad desde el inicio estuvo llena de incertidumbres, primero con la disminución de velocidad en sus envíos que tuvo su posible causa en una astilla de hueso descubierta poco después de comenzado el ruedo, y después, con el tiempo en lista de lesionados, fue luego del Duelo de Luminarias que se ha visto su peor versión en años.
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Carlos Carrasco tiene estratosférico promedio de carreras limpias de 10.24 en 29.0 capítulos durante la segunda mitad de la contienda. Su récord en el lapso es de 0-5, con sólo 23 ponches propinados y 11 boletos otorgados.
«Sólo estoy tratando de decidir qué hacer», afirmó el oriundo de Barquisimeto, con cierta desesperación. «Algo nuevo, algo viejo, intentar aportar todo lo que pueda para poder seguir adelante. Pero a veces, no está ahí, hombre».
El experimentado serpentinero está en el último año de su contrato con los neoyorquinos y probará la agencia libre al final del certamen. Su futuro a mediano o largo plazo, en este momento luce tan incierto como el más inmediato.