Alberth Martínez ha estado en más de una decena de pretemporadas de los Navegantes del Magallanes. Y nunca sintió tanto calor como este lunes, 2 de octubre, cuando La Nave prendió las calderas hacia la travesía 2023-2024 de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Él, quien durante su infancia sudó la gota gorda en la hirviente San Félix, estado Bolívar, se estaba asando en el José Bernardo Pérez de Valencia. “En cualquier momento se abre la tierra”, dijo entre risas el corsario más encendido durante el último lustro.
Es una rareza ver a un jugador titular desde la primera práctica. Un pelotero de extensa trayectoria en la LVBP solía decir que ese día solo se reportaban “los malos”. Martínez, evidentemente, no encaja en esa descripción. Hablamos del más insigne jonronero e impulsor del circuito desde hace seis campañas. Su bate, además, ardió este verano en México. “Roberth Pérez siempre me lo ha dicho: el trabajo paga. Por eso siempre empiezo a prepararme temprano y lo haré mientras tenga vida y salud”, dijo guarecido bajo el techo de la caseta turca mientras afuera humeaba la tierra.
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“Yo soy un hombre trabajador y por eso me gusta estar desde el primer día porque aquí no queda mucho tiempo para uno prepararse”, proclamó Martínez, quien incineró la Liga Mexicana de Beisbol con veinte dobles y once jonrones tras 289 turnos, con .336 de promedio, .419 de porcentaje de embasado, .533 de slugging y .952 de OPS con los Generales de Durango. “Mes y medio antes de la temporada empiezo mi acondicionamiento físico para sentirme bien y evitar lesiones. Esta ha sido la vez que más descansé antes de comenzar mi rutina de los últimos cinco años. Me tomé doce días con la familia tras volver de México. Fuimos a la playa y a la Colonia Tovar antes de meterme al gimnasio”.
Alberth Martínez y su relación con Roberth Pérez
Hablando de gimnasios, Martínez siempre ha considerado mentor a Robert Pérez, cultor del acondicionamiento físico. Ahora él se ha convertido en punto cardinal de su conmilitón Rayder Ascanio, cinco años menor. “Cuando jugamos juntos en México me dijo que deseaba trabajar conmigo y me preguntó cuándo iba al gimnasio. Le contesté que yo casi duermo ahí”, mencionó Martínez. “Me decía, ‘¿dónde estás?’ Yo le respondía: en el gimnasio. ‘¿A qué hora vas?’ Después del desayuno. Desde entonces trabaja conmigo. Ahora dice sentirse mejor y me lo ha agradecido”.
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Martínez se ha impuesto como tarea que cada temporada suya supere la anterior. “Si, por ejemplo, el año pasado di ocho jonrones, esta vez debo sacar nueve o diez. Siempre por encima”, enfatiza. “Me pongo esa meta sin añadirme presión porque si me presiono, estoy ponchado. Juego mi pelota y si así lo quiere Dios, todo sale”.
Rouglas Odor, coach de control de calidad en el Magallanes, reconoce en Alberth Martínez el prototipo de un bateador oportuno. “Sano, mantendrá ese tipo de producción”, expresó Odor sobre un cañonero que podría llegar este año a cincuenta vuelacercas en la LVBP y superar la marca de más bambinazos como magallanero en poder de Luis “Camaleón” García, quien despachó 44 con la casaca eléctrica.